miércoles, 20 de enero de 2016

Retrato del Doctor César Ramírez Plaza (diciembre, 2015).

El pasado mes de diciembre del año 2015 le regalé un retrato al ilustre y magnífico Doctor César Ramírez Plaza, así como uno de los bocetos más elaborados que realicé durante el proceso, como muestra de mi eterno agradecimiento hacia él. Aquí os lo muestro a continuación:

Retrato del Dr. César Ramírez Plaza (diciembre, 2015).
Ilustración vectorial (acrílica) impresa en lienzo.
70 x 50 x 2 cms. (84,5 x 59,5 x 2,5 cms. con marco).


Mi mujer, Rocío, y yo estuvimos cavilando acerca de qué regalarle en las fechas navideñas, al igual que hicimos el año pasado. Ya he sido paciente suyo en dos ocasiones (en el Hospital Carlos Haya y en el Quirón) y considero que en ambas me salvó la vida.

Ni más, ni menos.

Retrato del Dr. César Ramírez Plaza (uno de los bocetos).
Acuarela, lápiz, carboncillo y gouache sobre papel.
(55,5 x 44 cms.).


Como es comprensible, absolutamente NADA nos parecía suficiente: es imposible compensar el regalo que César me hizo a mí el pasado 28 de septiembre de 2015. El regalo más preciado que existe en la vida: LA SALUD. El volver a tener esperanzas en un futuro mejor. Entonces le dije a mi mujer: -“¿Por qué no le regalo un cuadro? Yo se pintar”. Y a Rocío le gustó la idea: -“¡Perfecto! Estoy segura de que le gustará mucho”. Y, bueno… he aquí el presente…

Uno de los bocetos a lápiz.

Y tengo que decir que el mejor regalo que recibí estas navidades pasadas fue el agradecimiento de César por mi obra y que me transmitiera que le gustó mucho y le emocionó. Me hizo inmensamente feliz.

Como ya le transmití personalmente a César, él destaca, entre otras cosas, por su real compromiso en invertir humanismo en su profesión, mirando cara a cara y a los ojos cuando habla al paciente (y no a una pantalla de ordenador), vital para infundir tranquilidad y confianza, tan importantes en la frágil situación de un enfermo. Es un doctor accesible en el trato, cordial siempre, llano, sencillo, explicando las cosas sin tecnicismos médicos para que todos lo entendamos. Y es lógico y normal que toda la gente que pasa por sus manos se muestre tan agradecida y le obsequien con tantas señales de cariño.



Entintado inicial del retrato.


Para la realización del retrato necesité echar mano de memoria fotográfica y de numerosos documentos gráficos; fotografías algunas correctas, otras no muy buenas; todas obtenidas de Internet.
Pero mi principal pretensión en este trabajo fue procurar plasmar cómo yo, José Carlos, uno de los muchos pacientes del Dr. César Ramírez Plaza, realmente lo ve a él. Y estoy convencido de que el resto de sus pacientes también lo ven así. Sólo hay que darse una vuelta por su blog en Internet o por las redes sociales que tanto le gusta frecuentar para comprobar que esto es verdad. Por tanto, fue un ejercicio gráfico el mío el cual no es un intento de representación hiperrealista de su semblante, sino que es una visión interior totalmente subjetiva, una obra expresionista en la que le muestro con una mirada limpia, buena y honesta, sonriendo, sus manos milagrosas blancas como la Paloma de la Paz, con ese halo brillante de energía alrededor de su busto que sólo los personajes verdaderamente ilustres poseen y lucen con humildad. Y con ese corazón que le permite volcarse en su profesión de manera incansable para ayudar al enfermo a recuperar lo más importante en la vida (repito) y que sólo nos percatamos de ello al perderla: LA SALUD.


EDITO: a continuación añado unas explicaciones en cuanto a las decisiones personales de composición que tomé a la hora de concebirlo, ya que pocas veces en un cuadro -por no decir ninguna- coloco los diferentes elementos y símbolos que lo forman al azar; es decir, siempre hay un por qué (aunque creo que ésto que estoy señalando se ve por sí solo o, al menos, eso espero, ¿verdad?). 

1- El halo del que hablo en el párrafo anterior también es una línea estratégicamente situada, pues fijaros como une las sienes de la cabeza con la mano derecha: a este respecto, siempre he estado convencido de que las manos tienen una conexión directa y muy importante con el cerebro (de ahí que prefiera el deporte del baloncesto al del fútbol, por ejemplo). Y de color amarillo, por supuesto, color de la luz del Sol, de la energía y la inteligencia.

2- Una cabeza brillante la de César, de ahí el punto de luz que resplandece en su frente. 

3-  Las manos son fundamentales para un cirujano, trabaja con ellas y de una manera muy precisa. En ellas está la vida y la salud del paciente. En este retrato, son grandes por lo mismo, por estar en un primer plano y su importancia. Ayer, mi cuñado y artista Ignacio, una persona de extrema sensibilidad y con buenas dotes de observación, me hizo una indicación muy interesante a cerca de la posición de los brazos; es decir, de acuerdo, son las manos de César, pero efectivamente también pudieran ser las manos de un paciente enfermo tumbado que suplica ayuda o/y que exaltan la figura del doctor. Ésta es una percepción muy interesante que deseaba invocar en este texto, sin duda, ya que fue una resolución intencionada. ¡Bien visto, Igni!  ;-)  No obstante, el hecho de que las manos lleven puestos guantes esterilizados (una "excusa" para pintarlas de color blanco, y la postura es la de un cirujano al que han vestido para operar según el protocolo quirúrgico) conlleva a que la interpretación por parte del espectador pueda ser libre y abierta, como a mí me gusta.

4- El color verde de sus ropas es, claro está, una alusión a la característica casaca verde de manga corta del cirujano que llevan en quirófano, pero tenía claro que el verde debía ser el color principal del cuadro: el verde de la esperanza. Era el artista Kandinski el que decía que "el color es un medio para ejercer influencia directa sobre el alma". El verde se ha utilizado mucho, a lo largo de la Historia del Arte, para representar a personajes ilustres, ya que es un color de paz, de tranquilidad (la que infunde César al hablarte), de relajación, de calma, de equilibrio, que representa a la Naturaleza y a la vida.

5- El color blanco fijaros que sólo aparece tanto en las manos como en los ojos, fundamentales estos últimos también en el trabajo de precisión de un cirujano. De ahí la determinación de dibujarlos sin aplicar color alguno: el blanco es la pureza, la perfección.

6- El corazón en el lado derecho del pecho representa ese lado humanista del personaje; es decir, el gran valor que tiene César como ser humano, ejerciendo una preciosa labor que consiste en ayudar a los demás a recuperar su salud. De ahí el cariño y las muestras de admiración merecidas que recibe constantemente este doctor por parte de todos nosotros.

7- Al final, decidí decantarme por un fondo de color neutro (entre muchísimas opciones que barajé -creo que esto se podría deducir un poco del boceto...-) para resaltar aún más el busto del doctor. Y nada más, ahí no hubo tanto ejercicio de introspección  ;-) 


Decidí finalmente, a parte de la ilustración vectorial impresa en lienzo, añadir y enmarcar uno de los bocetos a lápiz y acuarelas que realicé (uno de los más presentables, al menos…).
En fin, que este fue mi regalo de agradecimiento al Dr. César Ramírez Plaza, insuficiente a todas luces pero hecho con todo el cariño del que soy capaz. ¡El día que se lo entregué estaba más nervioso que cuando me fui a operar en septiembre!  :-D
Concluyo deseándole a mi mujer, a César, a toda mi familia, a mis amigos y a toda la buena gente mucha salud. Y, sobre todo a César, muchos ánimos para seguir trabajando de manera tan excelsa e incansable como lo hace, mi eterna gratitud y un abrazo muy fuerte.

José Carlos García Bueno (rojocuarzo).