viernes, 20 de diciembre de 2019

¡Felices fiestas y feliz año 2020 a todos! :-)

¡Feliz Navidad, que disfrutéis mucho de estas fiestas y feliz año 2020 para todos los que me leéis por aquí! 

Ahí va un cómic hecho con un par de fotos del Belén que tenemos en casa. ¡Espero que os guste!  :-)


¡Un abrazote grande!

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Proyecto nuevo, vida nueva

Comenzar un nuevo proyecto me da vida

¡Qué privilegiado soy al poder encerrarme en el caos de mi estudio, rodeado de lápices, pinceles, botes de pinturas y minerales (sí, me gusta estar rodeado de piedras...; me inspiran...), iniciar mis ejercicios correspondientes de introspección, perder la noción del tiempo y comenzar a crear algo que no existe de antemano!

Esta es la pinta que tiene ahora mismo parte de mi estudio

Enfrentarme con una hoja en blanco. 

Impone un tanto estar frente a frente con un lienzo imprimado con dos capas de gesso y montado sobre un bastidor de madera, tenso como yo, de 85x55x3 cms. como el que tengo ahora en mis manos (el de la foto anterior). Siempre me da miedo, vértigo y, al mismo tiempo, me llena de ilusión, de expectación a lo que vaya a ocurrir en el transcurso del viaje, a las sorpresas. Me gusta improvisar, aunque siempre dentro de una planificación previa. Me llena de motivación y ganas el ir afrontando y resolviendo los pequeños problemas que van surgiendo y lograr, finalmente, algo que se parezca lo máximo posible a la idea que tanto he trabajado en la mente, el "brainstorming", los bocetos, fotografías que me ayudan en la composición, selección de colores, trabajo de texturas...  Es una lucha sin cuartel con uno mismo pero, afortunadamente, el proceso creativo no tiene nada de beligerante y el resultado final suele ser, algunas veces más que otras, satisfactorio. Aún no obteniendo el cien por cien de lo que imaginaba en un principio, al menos siempre aprendo algo nuevo. El refrán "Nunca te acostarás sin saber una cosa más" es de los pocos que procuro cumplir a rajatabla. Me hace muy feliz hacerlo   :-)

Uno no tiene la sensación de haber perdido el tiempo.

Convertir lo intangible en algo físico y real. Y es que,


prefiero crear

y construir,

en lugar de machacar

y destruir.


Es mucho más difícil y meritorio. Cualquiera puede aniquilar lo que sea, mediante la acción, la palabra, etc. Pero crear algo nuevo... ¡amigo! ¡Eso ya es otra historia!  ;-)

¡Saludos!

martes, 17 de diciembre de 2019

Los libros de Alejandro Carneiro (2019)

Si te gustan las novelas de ciencia-ficción y de aventuras, no te pierdas los libros de Alejandro Carneiro


¡A la venta en Amazon!  :-)

domingo, 15 de diciembre de 2019

"El Irlandés", de Martin Scorsese: ¿por qué es una obra maestra del Cine?

Vista la última película de Martin Scorsese titulada “El Irlandés” (2019), voy a contar aquí, en mi blog, el por qué creo yo que es una obra maestra del Cine.

Uno de los carteles de la película "El Irlandés", de Martin Scorsese

Hace poco vi una entrevista al gran director de Cine español, Carlos Saura, y al preguntarle que qué era para él el Cine, respondió algo así como: 

“para mí, el Cine es el arte total, porque requiere el dominio de otras artes como son la Literatura (el guión…), la Música (la banda sonora…), la Fotografía ("dibujar" con la luz…), el Teatro (dirección de actores…), la Pintura, la Escultura, el Diseño de Moda  (escenarios, maquillaje, vestuarios…), etcétera…”. 

Y estoy de acuerdo con don Carlos Saura. Sin duda, la labor del director de Cine al manejar un equipo de trabajo tan grande y lograr una armonía que dé como resultado una película monumental tiene que ser una tarea harto difícil, muy meritoria y compleja. Cosa que consigue Scorsese en este caso.

El Irlandés” (2019), de Martin Scorsese, es la mejor película que he visto en este año que se va acabando, un film monumental de una complejidad desarmante. Una obra maestra crepuscular, en definitiva, que me ha llegado al corazón. Y a continuación explico, punto por punto, por qué me ha parecido una obra de arte tan grande y maravillosa.

Al Pacino encarna al sindicalista Jimmy Hoffa

1- Porque trata sobre el poder: es decir, la corrupción política (en el Cine de Scorsese siempre el político es un corrupto: véase, por ejemplo, su película rodada en el 2002 titulada “Gangs of New York” y el personaje de Boss “Tweed” interpretado por Jim Broadbent que dirige el “Tammany Hall”, un aparato político similar a una alcaldía de la ciudad…) y la corrupción social, la infinita ambición del ser humano por dominar y someter al otro a costa de engañar, extorsionar, manipular y, si es necesario para cumplir un objetivo, de incluso asesinar
Si analizamos exhaustivamente la filmografía de Scorsese, comprobaremos que hay una serie de temas que le obsesionan y uno de ellos es reinterpretar la historia de los EE.UU. (en este caso, un período relativamente reciente de dicha historia), donde pone de relieve que el mundo, al fin y al cabo, no es tan distinto como en el que ahora vivimos; es decir, los psicópatas sociales sin empatía alguna como los políticos, los ladrones de guante blanco, traje y corbata, los gobernantes, los mafiosos, los sindicalistas, algunos empresarios, los privilegiados, etc., siempre han buscado (desde esa tribuna alta del poder) el explotar al trabajador de a pie, machacar al indefenso de una manera u otra, aprovecharse del hambriento o del ignorante, someter a las clases medias y bajas de la sociedad para satisfacer sus intereses particulares incluso no pareciéndolo. Vamos, que está claro que Martin Scorsese conoce fenomenalmente bien de lo que habla.

Por cierto: no sé por qué (o, bueno, quizás sí) pero, durante gran parte del metraje de “El Irlandés”, me venían a la mente casos actuales de corrupción política bochornosa en España como el caso de los ERE en Andalucía (el engañar y abusar de los trabajadores o, en el caso de la película, los camioneros de Jimmy Hoffa en los EE.UU. de los años sesenta…) o la trama ilegal de la Gürtel (por poner sólo un par de ejemplos entre los cientos de casos de corrupción política que existen en la actualidad y que tanto nos llena de vergüenza y tristeza). Recordando de nuevo “Gangs of New York” (que no es, ni de lejos, de mis favoritas de Scorsese, dígase de paso…) y su final, en la que suena la canción de U2 titulada (y traducida) “Las Manos que Construyeron América”, bien se podría añadir: “manos manchadas de mucha sangre…”.


Robert De Niro, Joe Pesci y Lucy Gallina, en una escena del film

2- En lo personal y por razones que no voy a explicar aquí porque no procede, por la manera tan sutil y magistral de mostrar la relación entre una hija inteligente y sensible, con su padre, un asesino a sueldo embrutecido (su participación en la Segunda Guerra Mundial influyó en su gusto por matar), inmoral, frío, sin escrúpulos y sin remordimientos. Está claro que una película te puede gustar más o menos, y que su visionado te puede afectar más o menos dependiendo de la época en la que te pille. En mi caso, sólo puedo decir que “El Irlandésme afectó emocionalmente, en concreto y sobre todo, por las dos interpretaciones extraordinarias tanto de la pequeña gran actriz Lucy Gallina como la de la magnífica Anna Paquin (ambas interpretan a Peggy Sheeran de niña y de adulta, respectivamente). Peggy Sheeran (la niña) es consciente desde temprana edad del monstruo aterrador y violento que es su padre y de los amigos o socios con los que se relaciona. Por ejemplo, unos momentos memorables del film son aquellos en los que podemos contemplar a Joe Pesci (sublime su interpretación también, sobrio y sin aspavientos) y a De Niro junto con Lucy Gallina: los primeros planos de esa mirada de la pequeña actriz, sin apenas texto, en la que se refleja perfectamente el desamparo y el miedo que sufre al estar cerca de esos delincuentes, y el rechazo que a duras penas puede disimular ante ellos. El padre intenta justificarla: “es que es tímida”. Y lo peor para la pobre niña es que “uno de los nuestros”, “uno de ellos” es su padre. Y la Peggy Sheeran, ya adulta, lógicamente y sin remedio, juzga a su progenitor, condenándolo al merecido rechazo y a la merecida soledad. Y es que Peggy Sheeran no ha sentido nunca amor por su padre, pero sí miedo. Y miedo y amor nunca se llevan bien, son sustancias distintas y que no se mezclan, como el agua y el aceite. Y otra escena memorable es, por ejemplo, esa en la que el sacerdote intenta, sin conseguirlo, que Frank Sheeran (el protagonista interpretado magistralmente por Robert De Niro) se arrepienta por sus pecados. Pero no puede. No sabe. Es un frío psicópata que ni siquiera es consciente del mal que ha hecho así que, ¿cómo coño se va a arrepentir? Claro, es incapaz de hacerlo.

 

Jimmy Hoffa y Frank Sheeran (Pacino y De Niro)

3- Porque trata sobre la amistad y la traición. Es una maravilla como, a lo largo del metraje, Scorsese muestra con todo lujo de detalles la evolución de las relaciones entre unos personajes interesantísimos, llenos de matices, poliédricos y complejos. Me recordó mucho a las obras maestras de mi adorado Sam Peckinpah: es decir, esas historias crepusculares de amistades basadas en vínculos estrechos y fuertes que, de repente, se ven despedazados por lo ya comentando anteriormente, por la codicia y la ambición de mantener una seguridad y un estatus social a toda costa y por encima de quien sea. Y es que, viejos como Sam Peckinpah en su momento, o como Francis Ford Coppola en la saga “El Padrino”, o como ahora Scorsese con su "El Irlandés", son amplios conocedores de la condición humana.

 
 Magistral Stephen Graham y su personaje, Tony Pro

4- Porque por fin Martin Scorsese regresa a un universo reconociblemente suyo después de muchos años; es decir, la “típica” historia de gánsteres contada con su voz en “off, aquí utilizada de manera ejemplar, sí señor, con riqueza de sentido, con detalle, al estilo documental y aportando a las imágenes, no sustituyéndolas como se hace en muchas malas películas de manera errónea y cansina. Cuenta la historia de una serie de mafiosos que van muriendo de forma violenta casi todos (aquí, durante la presentación de algunos personajes, aparece un subtítulo describiéndote la muerte del mismo, casi siempre a tiro limpio…) y que, al final, el que logra sobrevivir, termina sus días enterrado en una vida solitaria y gris, lejos ya un pasado luminoso (aunque falso). Vemos esto mismo en otras de sus obras como “Casino” y “Uno de los Nuestros”, que son sus dos films con los que veo más enlaces comunes con esta "El Irlandés". Y que Scorsese regrese a su universo reconocible es un regalo que nos ha hecho a todos los cinéfilos, reuniendo y ver juntos a verdaderas bestias sagradas de la interpretación como son Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci, Stephen Graham (¡las escenas entre él, con su “Tony Pro”, y Al Pacino son absolutamente memorables y particularmente muy divertidas, con unos diálogos llenos de tensión, energía y muy brillantes!), Harvey Keitel, etc. Es una pasada ver actores en la última etapa de sus vidas trabajando de esta manera tan deslumbrante. ¿A ver qué joven actor o actriz supera ese carisma? 
Debo confesar, eso sí, que quizás uno de los "puntos negativos" (entre comillas, y después explicaré el por qué) de “El Irlandés” (sí, es una obra maestra del Cine y, como tal, no es perfecta, claro…) sea el rejuvenecimiento digital de los actores. Reconozco que, al principio, me chocó mucho y me costó trabajo concentrarme en la historia, porque uno ha crecido viendo las grandes películas de Scorsese-De Niro; es decir, he disfrutado y disfruto siempre que puedo de peliculones como “Malas Calles” (1973), “Taxi Driver” (1976), “Toro Salvaje” (1980), “El Rey de la Comedia” (1982) o incluso “Casino” (1995) o “Uno de los Nuestros” (1990); en las que ves a De Niro, Joe Pesci, Harvey Keitel y compañía todavía jóvenes, y claro…, ver sus rostros tratados digitalmente de esa manera…; en fin…, resulta muy raro y chocante cuanto menos… No obstante, superado el obstáculo, “El Irlandéses un film altamente disfrutable, como digo, la mejor película de este año 2019, sin duda y, por ahora, una de las grandes películas del siglo XXI. Subrayo como “punto negativo” el tratamiento digital de los rostros de los actores pero, sin embargo, por otro lado creo que esta película es única en muchos aspectos porque, como bien señala su gran director de fotografía, Rodrigo Prieto en una entrevista, nos quedamos deslumbrados ante la evolución física realista de los actores desde los años 40, 50, 60, 70, 80, 90 y hasta el siglo XXI, y eso en ningún film lo vemos (es decir, siempre los personajes jóvenes están interpretados por actores jóvenes y los personajes ancianos están interpretados por actores viejos). Es un sistema de fotografía innovador y valiente. Así es: por todos estos motivos y más, es una película única.


 
Joe Pesci, Al Pacino, Robert De Niro y Martin Scorsese
 
5- Porque creo que, con el tiempo, se convertirá en una de las grandes columnas del Cine clásico, junto a otros monumentos como “Dublineses” (1987), de John Huston (con la cual encuentro muchos puntos en común, como el tratamiento de la vejez, la soledad, la muerte…), “El Gatopardo” (1963), de Visconti, “El Padrino” (1972) y “El Padrino: Parte II” (1974), de Francis Ford Coppola, etc. 
Cine clásico y, por otro lado, moribundo, porque todos los cinéfilos somos conscientes de que el Cine, tal y como lo hemos conocido siempre, es decir, como un medio artístico de comunicación y expresión con su propias reglas ortográficas y gramáticas (me refiero en esta ocasión al extremadamente difícil arte del montaje cinematográfico), está desapareciendo, dando paso a un Cine más superfluo, liviano y trivial lleno de actores y actrices guapos y guapas, lleno de guionistas y directores con el carnet del correspondiente partido político (y que por eso pueden hacer su peliculita…)  pero, realmente, con muy poco que decir o que contar… Martin Scorsese demuestra una vez más su absoluto dominio del lenguaje cinematográfico, realizando con “El Irlandés” Cine de verdad, Cine que respeta los códigos del lenguaje, resultando una película redonda y magistral, compleja y fascinante. 
Por cierto, que un triste síntoma de que el Cine clásico, el Cine de verdad, es Cine moribundo es el hecho de que tanto Robert De Niro como Martin Scorsese se despeinara tanto sus grandes cejas intentando encontrar financiación para esta gran obra de arte. ¡La fase de desarrollo comenzó en el año 2007 y se comenzó a rodar en verano de 2017! Y hasta la Paramount Pictures abandonó el proyecto por su alto coste ¡Y al final, una plataforma televisiva como “Netflix” concedió en otorgar la financiación que necesitaba! ¡Increíble! En fin… Lo dicho: las cosas han cambiado mucho y estos tiempos son tristes para el arte, en general, y extraños, muy extraños… ¡Ah! Aunque pertenezca a “Netflix”: ¡por favor, si no la han visto aún, vean "El Irlandés" en una sala de Cine, en pantalla grande y en V.O.S.E., por supuesto! Nada de verla en televisión, doblada al español y/o en una pantallita de móvil… Que así después uno lee las opiniones y críticas sin fundamento que lee y... claro... me cabreo...  ;-)

 
Frank Sheeran, interpretado por Robert De Niro

6- Porque algunas de sus secuencias muestran la violencia de manera ejemplar y como debe ser: es decir, seca, fea, dura, contundente, desagradable, con escenas sin coreografías y sin tonterías de ningún tipo que tanto están de moda en el Cine de acción contemporáneo. Mostrar la violencia como en las películas malas de Rambo, o de Van Damme o de Dwayne Johnson (por poner unos cuantos ejemplos deleznables...) es poco inteligente y muy perjudicial para los muchachos jóvenes que la ven.
 
Espectacular la fotografía de Rodrigo Prieto

7- Siempre los cinéfilos recalcitrantes, cuando queremos defender una película que nos ha gustado mucho, echamos mano de muchos tópicos y lugares comunes como, por ejemplo

“es que la fotografía es buenísima; es que la música es maravillosa; es que esto…; es que lo otro…”. 

Pero es que es así: a base de ver mucho Cine, nos fijamos en infinidad de detalles. Es la costumbre de ver Cine occidental, oriental, etc.. Es por leer muchos libros técnicos de Cine, es leer la revista “Dirigido Por” (y no otras revistas supuestamente sobre Cine y que se tratan más temas de prensa rosa, centrándose sobre la vida privada de los actores y actrices); es el espíritu analítico que todo cinéfilo llevamos dentro lo que nos impide ver un film como un mero espectáculo de entretenimiento y nada más. Y así es: esta película, en todos sus apartados artísticos, está cuidada hasta el más mínimo detalle. La fotografía de Rodrigo Prieto es maravillosa (muchas veces recuerda a la de Gordon Willis en “El Padrino” de Coppola); el guión es magistral (la historia que cuenta de los diferentes personajes es interesante y deja ver al mismo tiempo a la historia de los EE.UU. que corre paralela); los diálogos son creíbles y con gancho; la puesta en escena es ejemplar (por ejemplo, la correspondiente a la secuencia de la avioneta que transporta a Frank Sheeran a Detroit, la manera de mostrar la casa de “la reunión” vista desde arriba, y el posterior regreso de Sheeran…, es, sencilla y narrativamente, un portento); el tremendo trabajo de montaje; la selección de canciones es certera y con sentido (por ejemplo, ese tema tan bien metido de los The Doo-Wop, “In the Still of the Night”, que significa “juventud”, pero que en el film de Scorsese se convierte en “el paso del tiempo”); etcétera. No sé, podría tirarme días y días escribiendo del tremendo número de detalles que tiene “El Irlandés” de Scorsese, pero no quisiera cansaros
¡Ah! Por cierto, que hace poco me descojoné de la risa porque un muchacho algo “cegato” cinematográficamente hablando argumentaba en una red social de Internet, de cuyo nombre no quiero acordarme, literalmente que: “se nota que Scorsese ha visto las películas de Tarantino y que ha pillado cosas de él…”. Así lo soltó el imberbe infeliz, tal cual… En fin, qué le vamos a hacer… ¿No será más bien al revés, jovenzuelo? ¿Por qué lo dices? ¿Por la famosa secuencia del pescado (símbolo de muerte en los círculos mafiosos; recordemos la serie “Los Soprano”, por ejemplo, y la obsesión de Tony Soprano con las cabezas de pez parlanchinas…) en el asiento de atrás del coche y la conversación que se genera al respecto entre los personajes? Decirle al citado indocumentado que sólo tiene que ver con detenimiento “Malas Calles”, de Scorsese, que es del año 1973. O echarle un buen visionado al Cine negro de Jean-Pierre Melville de los años 60. Pues eso… A ver quién copia a quién. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Que la primera película de Tarantino es de 1992, chaval…
 
Robert De Niro

8- Porque tiene interpretaciones magistrales. Todos los actores y actrices de esta película están magníficos, creíbles y en estado de gracia. Y, si tengo que destacar a alguien sobre todos los demás, es al propio protagonista, Robert De Niro, porque en los últimos años yo lo soportaba a duras penas (es un actor siempre divertido, aun cuando está pasado de rosca… ufff...); sus últimos papeles se me hacían difíciles de tragar. Sin embargo, De Niro en esta película está colosal, en muchos momentos me recuerda al gran Takeshi Kitano (con esa sobriedad, esas gafas negras, esa contundencia en sus acciones y esa mala leche...) y porque interpreta a un protagonista que se acerca al de “Malas Calles”, es decir, es un subordinado, un “chico de los recados”, una marioneta controlada por sus “amigotes poderosos”. Estoy seguro de que este hecho chocará a muchos espectadores y generará rechazo porque no están acostumbrados a ver a un personaje de Robert De Niro así. Así es: Frank Sheeran no es un “smart guy” o “wise guy (no es el “chico listo” del grupo mafioso de turno), sino que es sólo un “tough guy, un hombre duro con poco cerebro (o, al menos, con lo justo para sobrevivir entre tanto tiburón...), un Luca Brasi cualquiera convertido posteriormente en un Salvatore Tessio que nunca deja de ser el recadero de los poderosos (si se me permite el símil con “El Padrino” de Coppola). Y, en cambio, el personaje de Joe Pesci no es el matón nato de “Uno de los Nuestros”, sino uno de los “cerebros de la organización criminal que maneja los hilos del poder. Es una inversión de papeles más que interesante y los dos actores salen bien parados del experimento.

Y nada más. Esto es un breve resumen de lo que opino de esta obra maestra monumental del Cine que dura casi cuatro horas, que tiene un ritmo oriental al que estoy más que acostumbrado. Se nota que Scorsese está atento a lo que se cuece en el Cine asiático: ya se vio en su película “Infiltrados” (2006), que era un “remake” de “Election” (2005) y “Election 2” (2006), del director de Hong Kong Johnny To. Aunque más bien podríamos decir que es Johnny To quien se inspira en “Uno de los Nuestros” para realizar sus films, ¿verdad? En “El Irlandés”, Scorsese adopta un ritmo pausado y una dirección de actores muy al estilo del japonés Takeshi Kitano. Aunque lo correcto sería decir que Kitano le debe mucho al Cine occidental, al de Jean-Pierre Melville (sobre todo) y al de los setenta de Scorsese, ¿verdad? Yo lo veo como vasos comunicantes. De todas maneras, sí, creo que hay influencia de Cine oriental: Kitano estuvo muy presente en mi mente mientras disfrutaba de estas cuatro horas de colosal Cine (fijaos en Robert De Niro, circunspecto y con sus gafas negras…); cuatro horas que se me pasaron volando.

Cuando miré el reloj, me dije: - “¡Coño, Scorsese me ha hipnotizado!” :-D
 

De nuevo, ¡gracias, Martin, por esta película!

¡Saludos y a disfrutar del buen Cine miestras exista!

martes, 10 de diciembre de 2019

"Ollomol", de Alejandro Carneiro: su nuevo libro y mi diseño de portada

El escritor gallego Alejandro Carneiro ha publicado su nueva novela de ciencia-ficción titulada "Ollomol" y he tenido el honor y el placer de diseñar su portada y contraportada. He aquí sendas imágenes de las mismas:

Portada del libro

Contraportada

El libro está a la venta en Amazon, tanto en formato digital (Kindle) como físico con tapa blanda

Esta es la dirección donde podéis comprarlo:  https://www.amazon.es/Ollomol-Alejandro-Carneiro-ebook/dp/B082B7BXT9/ref=sr_1_1?__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&keywords=Ollomol+libro&qid=1575994599&sr=8-1 


A continuación, la sinopsis del libro:

"En un futuro no muy lejano pero nada cercano, la humanidad se ha extendido por una burbuja de estrellas bajo un gobierno oligárquico y familiar. Pero surge un problema en un planeta en horas bajas de popularidad, casi olvidado, de pasado intelectual y esnobista: Ollomol.
Lugar donde los idealistas de la humanidad han intentado levantar algunas de las utopías más famosas de la filosofía: La República de Platón, la Utopía de Tomás Moro, la Heliópolis de Campanella, los Falansterios de los socialistas utópicos… y varias más, a cada una más curiosa y alocada. Sin faltar los anarquistas que se niegan a ser utópicos. Pero el problema de las utopías, sobre todo si se toman muy en serio, es que acaban siendo muy humanas. Sobre todo si surge una novedad que rompe los esquemas, como la aparición de un misterioso cubo en las canteras de mármol en La República de Platón.
A partir de ese hecho fortuito y sus extrañas consecuencias, se desencadena una guerra planetaria en la que se mueven personajes dispersos con objetivos muy diversos. En una trama de aventuras muy ollomólicas, si se permite el neologismo. Menos mal que siempre se puede acudir a la eterna Guardia Civil y sus aplicados agentes, mano de santo contra idealismos, utopías y demás tonterías, que se encargan de que todo vaya por la senda correcta que marca el gobierno. En especial, el comandante Vendrell, de conocida experiencia y famoso por un suceso ocurrido en Europa 3.

La novela se acompaña de un pequeño apéndice que explica algunas cosas sobre el planeta Ollomol y la peculiar humanidad de su época".


Y bueno, os cuento un poquito del proceso creativo de esta portada y contraportada. Como de costumbre, al principio elaboré varias decenas de bocetos mientras leía el relato al mismo tiempo; normalmente pequeños dibujos al margen a lápiz que representan ideas a raíz del texto (es el denominado "brainstorming"). Después de leer el libro por completo, comenzó la fase de descarte de bocetos y siempre consultando con Alejandro Carneiro para las decisiones finales (la suerte es que él me da mucha libertad creativa de principio a fin).

Uno de los primeros bocetos


Estaba claro que me apetecía dibujar un casco hoplita...

Como digo en el comentario de la imagen anterior, me apetecía dibujar un casco de guerrero hoplita. Estéticamente lo veo muy interesante y da muchísimo juego a la hora de crear una ilustración que impacte visualmente (por ejemplo, soy un gran admirador de Frank Miller y su novela gráfica "300"; bajo mi punto de vista, una obra maestra espectacular del cómic).
Uno de los primeros bocetos más elaborados


Pero también me apetecía que el planeta Ollomol apareciera en la portada de alguna manera. Así que, siguiendo las descripciones que el escritor da en la novela, empecé a imaginarme cómo sería el planeta visto desde el espacio y dibujé muchos bocetos utilizando diferentes técnicas, sobre todo acuarelas.


Planetas Ollomol por doquier


Y, como siempre, había que elegir uno, cosa que decidimos Alejandro y yo democráticamente, como debe ser.
 
Ilustración avanzada del planeta Ollomol con sus dos lunas


Después vino una odisea de elección de colores, de diseño de la tipografía del título, en el que: 
a) la letra "O" representa al planeta Ollomol con su mar y su pequeña isla con forma de media luna
b) y a la letra "M" le di la forma de un casco de guerrero hoplita, jugando con la pieza protectora de la nariz (parte central de la letra "M"), los huecos para los ojos y las piezas protectoras de los carrillos.
También, al principio, dibujé una referencia a los seguidores de Leonardo Da Vinci que aparecen en el libro (los "leonardinos"), pero fue una idea que se descartó finalmente, pues no estaba seguro de si se vería bien a tamaños reducidos, con el riesgo de emborronar el conjunto.
Eso sí, lo que estaba claro es que utilizaría la misma tipografía de sus otros libros para el nombre del escritor con la intención de mantener una coherencia de estilo entre todos los diferentes títulos ya publicados. 

Eligiendo la paleta de colores


Uno de los diseños previos de la tipografía del título


Durante el proceso creativo, le mostré a Alejandro diversos estilos de portada para que seleccionara la que más le convenciera. 
 

Aquí uno de los estilos de portada descartados


Otro "personaje" importante del relato es el misterioso cubo de mármol que aparece en las canteras de Platón (no voy a contar nada más de lo que dice la sinopsis para no pisar la historia a nadie) y que, al igual que el guerrero hoplita y el planeta Ollomol, deseaba que apareciera en las ilustraciones. Y así lo hice, tanto en la portada como en la contraportada.

Una de las ilustraciones de contraportada que se descartó


Y, bueno, no me extiendo más. Espero no haberos aburrido demasiado.
Como siempre, fue un placer trabajar en este proyecto, porque una de las tareas que más me gustan es la ilustración de libros, ya que leo y dibujo: ¡dos actividades que me apasionan! :-D 
Y nada, espero seguir publicando por aquí más ilustraciones que vaya creando y espero que os gusten.
¡Saludos!

miércoles, 4 de diciembre de 2019

"Siete Partes" (2019), una de mis últimas obras

Siete partes(2019), técnica mixta sobre tela (90 x 62 cms.).

"Siete Partes" (2019)

Bueno, ya va siendo hora de que muestre por aquí algunas de mis últimas obras, ¿no? Suelo hacerme eco de la música que disfruto mientras trabajo (la música es fundamental en mi proceso creativo, sea de la índole que sea), pero últimamente no muestro el fruto que me inspiran...


"Siete Partes" (preliminares)

La pintura siempre la he entendido como una difícil plasmación tridimensional de una idea en un objeto táctil, el cual es el lienzo y el bastidor que lo soporta. En pintura, soy más bien un escultor que un pintor. Cuando llevo a cabo una ilustración, soy pintor. Y después, al margen, está el diseño gráfico, que es un arte práctico, útil y aplicado al “marketing” empresarial, vamos, algo totalmente distinto al Arte.

"Siete Partes" (en la prensa casera)

El Arte, como tal, es una investigación continua del interior uno mismo, una complicada y, a veces, dolorosa aventura de introspección, un análisis exhaustivo de la condición humana y, sobre todo, una búsqueda de voz propia (a veces con éxito…, la mayoría con fracaso…) para lograr comunicarte con los demás. Cuando miro mi obra en su conjunto veo, sobre todo, una traslación de mí mismo, un volcado de todas las cosas que me gustan, me interesan y/o me preocupan, al margen del aspecto formal que sería una investigación sobre la textura, sobre la tridimensionalidad y “rocosidad” de la pintura y sus superficies táctiles. Como me gusta decir a menudo, “mis cuadros son para los invidentes; me encanta que la gente los acaricie con los dedos”.


Está permitido tocar
 
Esta es una de mis últimas pinturas, titulada “Siete Partes”, y es una composición tipo “puzzle-collage” tridimensional y están en ella presentes temas que me gustan y me inquietan al mismo tiempo y con la que he intentado crear un discurso sobre asuntos tan aparentemente dispares como

a) el amor;
b) la vida;
c) la muerte;
d) el sexo;
e) la religión;
f) la Geología (y la Naturaleza, en general: los cinco continentes, el mar, las rocas, el mundo, el inframundo…);
g) la cultura popular;
h) la alienación inexorable del ser humano;
i) el “abuso” (que no el “uso”) de las nuevas tecnologías y los fanáticos adoradores del “dios RGB, representados en esta obra por muchos “hombrecillos verdes”, perdidos, sin rumbo, que miran todos para diferentes lados: no sé qué pensáis vosotros, pero es cada vez más turbador observar cómo mucha gente va caminando por la calle mirando la pantalla de su móvil, igual que los “zombis” de George A. Romero, atontados, con la boca abierta, sin vida en los ojos, sin expresión alguna, nadie mira a nadie…; ¡incluso los ves mirando el cacharro de marras conduciendo un coche o montando en un patinete, poniendo en riesgo sus vidas y, lo que es más grave, las de los demás! ¡Exacto, eso es! ¡Albert Einstein lo afirmó en su momento y si viera a estos energúmenos confirmaría su gran frase!: “Sólo hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro de la primera…”);
j) la nueva era de la esclavitud del siglo XXI y el Capitalismo (¡ojo!; que con esto no defiendo el Comunismo, el cual se ha demostrado sobradamente que, por desgracia y si analizamos objetivamente la Historia de la humanidad, es un sistema imposible dada nuestra condición, llena de ambiciones y egos, y que es un sistema igual de salvaje o peor incluso, pues la libertad del individuo, por ejemplo, es mucho más reducida si cabe. Así es: han existido y existen dictaduras "de derechas" y han existido y existen dictaduras "de izquierdas". Extremistas hay por todos sitios y, lamentablemente, cada vez más. La cordura y el sentido común están muy devaluados hoy día y se le hace más caso al tipejo de turno que más escándalo genera...);
k) el Cine y su moribundo lenguaje (¡pero qué buena es “Network, un Mundo Implacable” (1976), de Sidney Lumet! ¡Un clásico que sigue más vigente que nunca!... Y el Cine de David Lynch, de John Ford, de David Cronenberg, de William Dieterle, de Charles Laughton, de Hitchcock, de Bergman, de Dreyer, de Buñuel, de Zulueta, de Erice, de Berlanga, de Fellini, de Bong Joon-ho, de Ozu, de Jean-Pierre Melville, ... ¡de tantos grandes directores!);
l) la Música (¡siempre la Música);
m) la Literatura, la Poesía, los cómics...

En fin, todos los pilares que conforman mi pensamiento y mis obsesiones.

"Siete Partes" (proceso de construcción)

Es, también, un ejercicio de crear un lenguaje propio para expresarme sobre ésto o aquello. Un puro acto de reflexión durante el proceso creativo. Porque, ¿no os parece que es desasosegante comprobar cómo el ser humano cada vez deja menos tiempo para la reflexión pausada y más tiempo para juzgar rápidamente? Un claro ejemplo: la violenta “Cultura del Zasca” tan extendida hoy día y que de seguro va a facilitar y acelerar nuestra autodestrucción. 


"Siete Partes" (detalle)

Es decir, hoy día estamos inmersos en un narcisismo galopante, en "el culto al YO", en la época de los "selfish", en uns aburridísima corrección política y casi nunca escuchamos (ni leemos) con atención al prójimo. Todo son prisas y más prisas, y no nos tomamos el tiempo necesario para reflexionar y comprender. Y lo más alarmante es que, en vez de eso, buscamos la manera de desacreditar lo manifestado por el otro a toda costa, la mayoría de las veces sin argumentación sólida alguna, tan sólo con el mero propósito de buscar el escarnio y humillar al otro. Y esta, la “Cultura del Zasca”, nos está alejando cada vez más de los demás, nos deshumaniza y se está extendiendo a todos los niveles de la vida, incluso en la política. Por ejemplo, véase sino el vergonzante fracaso de los políticos de España en 2019 y su infructuosa búsqueda de “diálogo” y su incapacidad de llegar a un acuerdo. Es imposible el “diálogo si uno no está dispuesto a “escuchar” (de verdad y en serio) al otro, a “ceder” aun manteniendo tus principios e ideas, a “comprender”, a “respetar” al otro. Desanima mucho comprobar que todos estos términos (“diálogo”, “escuchar”, “comprender”, “respetar” y, en definitiva, “reflexionar”) parecieran que están pasados de moda, ¿no es cierto? 


La Filosofía, como asignatura en los centros de enseñanza y como guía en la vida, es más necesaria que nunca y, en cambio, se le da de lado. Se elimina como asignatura obligatoria. No es práctica como las Matemáticas, la Física o la Informática. Y es peligrosa porque enseña a pensar, con lo que se forman individuos adultos difíciles de manejar por las instituciones políticas y los poderes fácticos. La realidad es así.

"Siete Partes" (detalle)

Quizás sea esta mi obra “más política y social” de todas las que he realizado en mi vida. Muchos críticos de Arte aseguran que “toda obra de arte es política”, pero no estoy de acuerdo con esta afirmación. Cierto es que al realizar un profundo análisis y teorizando hasta la extenuación puedas llegar a esa conclusión. Pero, en mi caso, estoy firmemente convencido de que muchos artistas no estamos pensando en la política (¡en absoluto!) durante nuestro proceso creativo, al menos no de manera intencionada. Me gusta pensar que mis obras son inocentes, con miles de errores (¡me encantan las sorpresas!), lo más naturales posibles dentro de una planificación de trabajo. A mí, al menos, la política no me impulsa a crear nada. Admiro muchísimo la obra de Antoni Tápies, por ejemplo, y de mayor me gustaría ser como él, pero su faceta política no me interesa lo más mínimo, aunque sí sus técnicas gráficas y pictóricas (¡son fascinantes y me han influido mucho!). La política, la religión y todo aquello que se utilice para justificar la guerra y separar con uno u otro fin son entidades escatológicas que detesto profundamente. Me dan mucho asco. Son repugnantes.
 

"Siete Partes" (detalle)

Por otro lado, y cambiando de tema (o no…), este “Siete Partes” tiene mucho que ver con los jeroglíficos egipcios, ya que incluyo texto a modo conceptual, en plan grafiti, como en muchas paredes que se ven por la calle o las de algunos edificios egipcios antiguos. Además, dichos caracteres (realizados con rápidos brochazos de pintura oscura) están enlazados con el título de la obra, pues me basé explícitamente en el álbum “Seven Souls” (1989), del grupo de música de Nueva York denominado “Material”, en el que colaboró el escritor William S. Burroughs (“el último artista maldito”, según muchos). En este álbum, el propio Burroughs narra pasajes de su novela “The Western Lands” (1987) y yo me he centrado para inspirarme en “Seven Souls”, tema escrito y compuesto por Burroughs y Bill Laswell (bajista y productor de música). Como podréis comprobar, el texto tiene un marcado acento del Antiguo Egipto y es el siguiente:

“The Ancient Egyptians postulated Seven Souls.
Top Soul,
and the first to leave at the moment of death,
is Ren,
the Secret Name”.
This corresponds to my Director.
He directs the film of your life from conception to death.
The Secret Name is the title of your film.
When you die, that´s where Ren came in.
Second Soul,
and second one off the sinking ship,
is Sekem:
energy, power, light.
The Director gives the orders.
Sekem presses the right buttons.
Number three is Khu,
the Guardian Angel.

He, she, or it is third man out…
Depicted as flying away across a full moon,
a bird with luminous wings and head of light.

Sort of thing you might see on a screen in an Indian restaurant in Panama.
The Khu is responsible for the subject
and can be injured in his defense-but not permanently,
since the first three souls are eternal.

They go back to Heaven for another vessel.
The four remaining souls must take their chances with the subject in the Land of the Dead…
Number four is Ba,
the Heart,
often treacherous.

This is a hawk's body with your face on it,
shrunk down to the size of a fist.

Many a hero has been brought down,
like Samson, by a perfidious Ba.

Number five is Ka,
the Double,
most closely associated with the subject.

The Ka, which usually reaches adolescence at the time of bodily death,
is the only reliable guide through the Land of the Dead to the Western Lands.

Number six is Khaibit,
the Shadow,
Memory,
your whole past conditioning from this and other lives.

Number seven is Sekhu,
the Remains…”.


Y para ir terminando, como dice el gran Hayao Miyazaki en una entrevista que vi (y disfruté) recientemente: 

“…El ser humano camina irremediablemente hacia su autodestrucción. Es algo que sabemos todos. Es inevitable. La contaminación, la producción en masa, el poco respeto por la Naturaleza, que es limitada… Nos creemos superiores a todo lo que existe en el mundo y no es así. Es un error mortal. Pero, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo controlar tanta ambición, cómo evitar las guerras, cómo hacer ver de su error a tanto gobernante desquiciado…? Para la gente normal de a pie es muy complicado y creo que, para ser lo más feliz posible, lo mejor que podemos hacer es saber vivir con ello, controlar individualmente nuestros actos diarios, respetar y disfrutar de las cosas pequeñas y, sobre todo, amar. Buscar el amor sin contemplaciones. Amar con valentía, sin miedo. Vivir sin miedo…”.

"Siete Partes" (detalle)

La pareja de amantes que aparecen en mi cuadro están solos, se distinguen de "los hombrecillos verdes", y están rodeados a modo de “La Noche de los Muertos Vivientes” (1968), del maestro George A. Romero; es decir, rodeados de “zombis” deshumanizados abusadores de la tecnología, todos conectados, todos alienados, todos “online”, todos más “unidos” que nunca (unión representada con esos hilos negros…) y, sin embargo, con una sensación de soledad más acuciante si cabe. Pero la pareja de amantes están ahí, en el centro de la obra compuesta por un paisaje troquelado (que representa la aburrida burocracia…; aburrida y necesaria…), un paisaje troquelado que está partido por la mitad, como el planeta Tierra, como España, dividida en dos y siempre en guerra. Un paisaje troquelado partido en dos que representa al cuerpo celeste que pertenecemos y en el que se habla del “Tercer Mundo” y del “Primer Mundo”, cuando debería ser “Mundo” a secas, pues La Tierra es el mismo objeto astronómico para todos y todos vivimos en él. Nos guste o no, es así. Pero... nada; no nos damos cuenta y seguimos todos en guerra continua.


Pero los amantes están desnudos, con sus manos cerca. Están juntos y, por lo tanto, aún hay esperanza.


Sí, los amantes venceremos.

Como “Sólo los Amantes Sobreviven” (2013), de Jim Jarmusch. Así me hubiera gustado titular esta obra, pero ya estaba pillado... ;-) 


El amor, quizás en última instancia y si todos nos damos cuenta, nos salvará.

 
¡Saludos!