martes, 13 de marzo de 2018

Sobre "El Sol del Membrillo" (1992), de Víctor Erice, la vida y el arte

Me hacen mucha gracia algunos jóvenes artistas, muy orgullosos de sí mismos sin haber dado apenas un paso por la vida, porque sufren un error de actitud. La típica arrogancia y autocomplacencia irrisoria de muchos de esos bisoños esnobs, Ícaros queriendo llegar al Sol con alas de cera, es ridícula y es un indicio de que no han comprendido nada aún. Pero bueno... Aún tienen tiempo para rectificar... (espero).

Alcanzar el éxito popular y económico es una cosa. Las palmaditas en la espalda están muy bien; te animan y, en muchos casos, te ayudan a vivir, claro que sí. Pero mantenerse firme, lejos de las modas y ser fiel a uno mismo es otra muy distinta: es un camino arduo, espinoso y casi inaccesible, una tarea ideal para masoquistas.

Por ejemplo, una pregunta frecuente que señala uno de los grandes problemas del arte: ¿cuándo está acabada una obra?

La respuesta es simple y contundente: nunca.

El arte es una lucha espiritual continua, una búsqueda eterna por conseguir un sueño imposible. Imaginar y soñar es libre; sin embargo, conseguir plasmar lo etéreo en algo tangible tal cual lo has ideado o tal cual lo ven tus ojos es siempre algo inalcanzable.

Y menos mal que es así. Porque si no, ¿dónde buscaría?

Es como la descripción de la poesía por parte de José Emilio Pacheco

"...porque la poesía que busco es como un diario en donde no hay proyecto ni medida...".

Porque el arte que busco es como un diario en donde no hay proyecto ni medida…

Y es que, se podrá encontrar satisfacción completa en muchas otras cosas, pero nunca en el arte.

Vamos con otro ejemplo: ¿cómo representar en un lienzo, en un objeto de dos o tres dimensiones, la incandescencia del astro rey? ¿Cómo detener la luz y el tiempo? ¿Es eso posible o tan sólo a un loco se le ocurre? ¿Alguien logrará por un instante convencer a Saturno de que devore magdalenas con chocolate en vez de a sus hijos? ¿Se puede frenar a La Parca? Yo ya la he visto un par de veces cara a cara (creo que le caí bien y por eso estoy aquí, escribiendo estas líneas sin sentido…) y por su mala cara afirmaría de que no está por la labor...

¿Es posible paralizar la maduración de los membrillos y que caigan finalmente al frío suelo?

De todas formas, y como siempre digo, sé que todo esto será muy difícil de comprender por muchos. Es normal, más si tenemos en cuenta estos grises tiempos materialistas en los que vivimos, llenos de prisas, ruidos, sin tiempo para reflexionar, rodeados de máquinas ("¿inteligentes...?"), de contaminación, de corrupción política, social y moral, donde sólo el dinero, la gran casa y el gran coche son los que cuentan para valorar a una persona.

Cartel de la película

Pero menos mal que, de vez en cuando, hay oasis en este desierto, hay destellos de luz entre tanto nubarrón y surgen grandes artistas como Víctor EriceAntonio López que consiguen abrirnos los ojos para aprender a contemplar la vida de otra manera…

"Estoy en Tomelloso, delante de la casa donde nací. Al otro lado de la plaza hay unos árboles que nunca crecieron allí. En la distancia, reconozco las hojas oscuras y los frutos dorados de los membrilleros. Me veo entre esos árboles junto a mis padres, acompañado por otras personas cuyos rasgos no logro identificar. Hasta mí llega el rumor de nuestras voces... Charlamos apaciblemente. Nuestros pies están hundidos en la tierra embarrada. A nuestro alrededor, prendidos de sus ramas, los frutos rugosos cuelgan cada vez más blandos. Grandes manchas van invadiendo su piel y en el aire inmóvil percibo la fermentación de su carne. Desde el lugar donde observo la escena no puedo saber si los demás ven lo que yo veo. Nadie parece advertir que todos los membrillos se están pudriendo bajo una luz que no sé cómo describir; nítida pero a la vez sombría, que todo lo convierte en metal y en ceniza. No es la luz de la noche; tampoco es la del crepúsculo, ni la de la aurora".


Todo ésto es lo que pensé hace poco al ver por enésima vez esa obra maestra del Cine llamada "El Sol del Membrillo".

Una clara muestra de que el arte es vida y la vida es arte.

¡Saludos!

jueves, 8 de marzo de 2018

Ocho de marzo: Día Internacional de la Mujer.

"Sin la mujer, la vida es pura prosa".
Rubén Darío.




Fotografía: "Annette" (1953), de Alberto Giacometti. Bronce, 58,4 x 15 x 11 cms. The Museum of Fine Arts, Boston (EE. UU.).