miércoles, 26 de julio de 2017

“Rojo-03: El Mar Para Nosotros. Para Nosotros, El Mar″ (y 2).

- "Tenemos estos dos lienzos montados en bastidor...; ¿por qué no pintarlos juntos?".
- "¡Hey, qué buena idea! ¡Venga, vamos!".


La obra "Rojo-03" finalizada

Y así fue el nacimiento de estos dos cuadros dedicados al mar ("el Mar, la Mar...", como escribió don Rafael Alberti) y de cómo lo vemos mi mujer, Rocío, y yo.

Se puede afirmar, simple y llanamente, de que se trata de un ejercicio de pura diversión, hedonista, de libertad creativa, de amor y de complicidad a partes iguales. Y, en definitiva, una obra muy, MUY personal, sin duda.


"Rojo-03" (detalle)

Como hago siempre por aquí, voy a explicar el proceso creativo, que fue largo (ha durado casi un par de años), ya que esta pintura está compuesta de un sin fin de capas y diferentes sesiones de secado. Los cuadros han estado ahí, contra la pared, descansando, o un tiempo sobre una mesa, y cuando nos apetecía, pintábamos, pegábamos, salpicábamos o lo que nos encartara en un momento dado. Ya sabéis los que me leéis por aquí que me apasiona la Geología y que, por tanto, me gustan los cuadros "geológicos": es decir, esas obras que requieren mucho tiempo, paciencia, reflexión (que van a contracorriente de lo inmediato y de las prisas tontas que imperan en el mundo contemporáneo de hoy día), que tengan mucha textura rocosa, relieves, sedimentos, que se puedan tocar y contemplar al igual que un pedazo de roca compuesta de varios minerales. 

El cuadro, en definitiva, es casi más una escultura que una pintura.


Así empezó todo...

Primero, la imprimación de la tela, que, si no recuerdo mal, fueron dos o tres capas de gesso. Después, se me ocurrió añadir encima troqueles de cartón de los que vienen dentro de las cajas de los juegos de mesa (los cuales nos encantan y disfrutamos mucho sobre todo los fines de semana; sí, sí... estamos hechos unos frikis de cuidado...). Aunque ya advierto desde ahora que no voy a explicar demasiado sobre los numerosos símbolos que aparecen en esta obra (muchos forman parte de la intimidad de mi mujer y yo y, por tanto, sólo nosotros sabemos qué significan), digamos que toda la estructura que forman estos troqueles representan la civilización, el orden, las normas, la ciudad, los edificios, la contaminación, la política, el dinero, la burocracia, y, en definitiva, todo lo artificial construido por el ser humano que cada vez detesto más. Esta decisión de carácter formal fue premeditada, ya que deseaba que el final de la historia tuviera un significado concreto, un final feliz y que, al concluir, esas estructuras rígidas y estáticas  fueran vencidas por la Naturaleza y su permanente movimiento, inundadas por el mar. Era una manera de obligarnos a que el mar y su ola de elementos prevaleciera, imponiéndose pero sin destruir y lograr que todo llegara a ser armonioso y natural. Ya que no se consigue en el mundo real, al menos que sí se logre en el mundo imaginario.


El cielo, la arena, el agua y el fondo marino


El segundo paso era diferenciar entre arena, cielo del atardecer, agua y fondo marino. Y, como podéis ver en la fotografía de arriba, ahí están las cuatro zonas que os comento.


Primeros brochazos de color y elementos iniciales


El tercer paso fue el camino hacia la representación de nuestro universo personal del mar. Como podéis comprobar, es evidente que no queríamos hacer la típica marina, lo cual nos resultaba artificial, arcaico, manido, aburrido, estereotipado y absurdo. Y, ¡ojo!, escribo ésto con todo mi respeto a los grandes clásicos de la pintura como, por ejemplo, William Turner, para mí, el mejor pintor sobre temática marina que conozco. Sus obras son fascinantes y ya he dicho alguna vez que me puedo pasar horas y horas contemplando tan sólo uno de sus muchos cuadros porque realmente Turner supo plasmar de manera impresionante la luz y el mar, no de una manera hiperrealista, sino más bien espiritual e introspectiva (que, bajo mi punto de vista, es muchísimo más difícil: es decir, crear una imagen hiperrealista se puede conseguir con tiempo, trabajo y te aseguras que a todo el mundo le va a gustar y comprender; en cambio, lograr una imagen espiritual y abstracta es cuestión exclusiva de sensibilidad y eso, se tiene o no se tiene, no se aprende en una academia el gozar de una mirada de niño limpia y sin prejuicios).


Añadiendo una de tantas capas...

El caso es que desde el principio queríamos una representación física propia de lo que para nosotros es el mar. Nuestra pretensión fue reflejar su energía y, al mismo tiempo, la relajación, la diversión, la evasión y la tranquilidad que nos proporciona contemplarlo, ya esté en calma total o con un bravo poniente de olas gigantes. Nosotros lo disfrutamos igual. 

Y como dos niños nos lanzamos riendo con nuestros pinceles y espátulas a pintar el viento que mueve el mar, la luz del Sol y sus incontables brillos reflejados en el agua, el amor que ayuda a disfrutar de las pequeñas cosas, la espuma omnipresente que lo arrastra todo, lo bueno y lo malo; las olas infinitas, el sabor de la sal, la arena, el color característico del Mediterráneo que todos los que hemos nacido en su orilla reconocemos porque lo llevamos dentro. Dar rienda suelta a nuestra improvisación; transmitir la sensación real de libertad al navegar en un barquito de remos, como tantas veces hemos hecho al recorrer de cabo a rabo los Acantilados de Maro temprano por la mañana, sorprendiéndonos por un grupo de cabras montesas casi a pie de playa, o una  pareja de delfines nadando al unísono, o una masa enorme de terroríficas medusas que nos rodeaban, o buceando dentro de un banco de peces inmenso moviéndose hacia la misma dirección, o nadar al lado de dos mantarrayas en Cala Amarilla, ¡qué dicen que da buena suerte!...; todos ellos espectáculos naturales, aventuras que nos provocaron una emoción muy difícil de describir con palabras. Y todo ello sin perder el sentido del humor (el cual es vital), sin perder el disfrute infantil del juego, el goce de desnudarnos en la playa y crear juntos un lenguaje propio para representar a nuestro aire y con nuestros símbolos lo que para nosotros significa vivir al lado del mar. 

Y ahí podéis ver el resultado final, del cual estamos muy contentos.


Las dos ventanas al mar


Estamos satisfechos porque ahora nuestro cuarto es "una habitación con vistas": son como un par de ventanas de ochenta por ochenta centímetros que dan al mar. A nuestro mar.


"Rojo-03" (detalle)


Como digo, el par de cuadros está formado por infinidad de capas, signos y símbolos que componen un ideograma que no voy a desvelar aquí


"Rojo-03" (detalle)


En cuanto a materiales utilizados, ahí va la lista:

1- acrílico (básicamente);
2- óleo (en las capas finales, principalmente);
3- acuarelas (como no podía ser de otro modo; el agua está presente de todas las maneras posibles...).
4- collage con recortes de fotografías varias;
5- gouaché;
6- arena de playa;
7- recortes del parking de La Playa de los Genoveses
8- pan de oro;
9- sal marina;
10- corazones de cristal de varios colores;
11- caracolas y conchas comunes de Benagalbón que conservaba en una caja olvidada desde hace veinte años
12- polvo de mármol
13- pigmentos naturales;
14- látex;
15- calcomanías
16- pequeños cristales de Swarovski de un bolígrafo roto;
17- láminas finas de carborundum;
18- talco;
19- cuarzo azul
20- trocitos de plástico de una alfombra de baño
21- varios troqueles de cartón;
22- papel (de diversas clases);
23- y barniz ("glossy", por supuesto: los cuadros deben parecer que están permanentemente húmedos).

Y creo que no me olvido de nada... Aunque seguro que sí.

Y ya está, nada más.


"Rojo-03" (detalle)


La obra está firmada por nosotros, pero hay que buscar las rúbricas sumergidas entre todo este mar de elementos que os he descrito... Como en un juego de "¿Dónde Está Wally?", hay que bucear y encontrarlas.


"Rojo-03" (detalle)

En definitiva, una mar fresquito, lleno de improvisación y vida: estrellas de mar, peces, caracolas, olas, el Sol, un cangrejo, una sardina, la arena, el cielo, espuma, dos grandes cetáceos azules que se miran queriendo besarse, gotas de agua que brillan... 

...

Sí, pero... ¿Qué hace un elefante ahí...? ¿Qué significa?

¿ . . . ?

¡Aaahhhh…! Lo dicho. Es nuestro secreto y ahí está. Como tantos otros "secretos de un matrimonio", que diría Bergman... Aunque tampoco es para tanto... jejejee... No penséis cosas raras...  :-)

¡Saludos a todos y espero que os guste!

miércoles, 12 de julio de 2017

“Rojo-03: El Mar Para Nosotros. Para Nosotros, El Mar″ (1).



“Rojo-03: El Mar Para Nosotros. Para Nosotros, El Mar″.


"Rojo-03: El Mar Para Nosotros. Para Nosotros, El Mar" (técnica mixta sobre lienzo. 160x80 cms.).

Son dos cuadros coloridos, luminosos y muy especiales para mí, ya que están realizados a cuatro manos por mi mujer, Rocío, y por un servidor. Más adelante, explicaré más detalles sobre ellos aquí mismo...

Y, bueno, ya que estamos y como utilizo este blog como una especie de diario para registrar y compartir sólo las cosas bonitas de la vida (es decir, el Amor, la Música, la Pintura, el Cine, el Humor...), ahí va un poema que escuché ayer tarde en RNE y que me gustó mucho, cuyo autor es Jesús (de Zaragoza; no es un poeta conocido... aunque, por desgracia, ¡¿qué poeta es conocido hoy día...?!) y dice así:


"Te quiero
en los rigores
de un Febrero.

Te quiero
en los museos
Vaticanos.

Y quiero,
tercamente,
con mis manos,
tañirte el corazón.

¡Tanto te quiero!

Te quiero
en el motín
de un aguacero.

Te quiero
en el sonido
de los pianos.

Y quiero,
ciertamente,
con mis manos
trabarte a mi ilusión.

¡Tanto te quiero!

Te quiero
en el latín
de los romanos.

Te quiero
en un canal
por Tintoretto.

Te quiero
en la derrota
de un velero.

Y quiero,
mansamente,
con mis manos,
sembrar toda mi alma
en un soneto
que diga exactamente
que te quiero".



Para Rocío, mi ángel, mi musa, mi bichillo, mi mujer, mi Sol.