viernes, 27 de octubre de 2017

"Las Acacias", de Pablo Giorgelli. La belleza de las pequeñas cosas.

"Las Acacias" (2011), de Pablo Giorgelli, es una de las películas más hermosas que he visto en los últimos tiempos, con un ritmo muy lento, con personajes creíbles, auténticos, de verdad, unos actores que saben interpretar con los ojos (¡impresionante el trabajo de Germán Da Silva!), con una dirección impecable (a simple vista puede parecer una película muy fácil de rodar pero no es así) y una historia fresca, espontánea, que hace un sorprendente trabajo de funambulismo intentando no caer en la monotonía y que, al final, consigue hasta emocionar. Impresionante.

Los tres protagonistas principales de la película: Rubén, Jacinta y la pequeña Anahí


Reconozco que la conseguí ver en un segundo intento porque este film requiere tranquilidad, sensibilidad, paciencia y que el espectador ponga mucho de su parte y, si consigues todo eso, verás recompensado tu esfuerzo porque descubrirás una auténtica maravilla; una pequeña-gran-obra-maestra totalmente fuera de la modas cinematográficas de hoy día y que se toma el tiempo justo y necesario en cada escena para conseguir finalmente lo que se propone.

Cartel de la película


No obstante, soy consciente de que no gustará a mucha gente. Hay que ser muy, MUY valiente para realizar y producir una película así, a contracorriente, en estos tiempos especialmente materialistas que corren, llenos de prisas, donde se da más visibilidad al cine norteamericano "made in Hollywood",  donde se vende juventud todo el rato, se da eco a la estupidez por encima de todo, al consumo por el consumo y a personajes huecos de cartón piedra. 

Pero en esta película argentina del director Pablo Giorgelli, no. En esta película se da visibilidad a personajes que en la vida real parecieran invisibles pero que existen, que están ahí. Gente real con verdadero valor. Como decía Robert De Niro en su película, "Una Historia del Bronx": 

"no hace falta valor para apretar un gatillo, pero sí para madrugar cada día y vivir de tu trabajo. En la vida hay dos caminos: el del dinero fácil y el del trabajo duro...". 

Gente realmente interesante, importante y que tendrían mucho que contar si se les diera alguna vez la oportunidad.

El actor Germán Da Silva con la pequeña estrella de la función, Nayra Calle Mamani


Además, en "Las Acacias" tenemos la rara ocasión de contemplar Cine en estado puro: como siempre digo a los que me conocen, una película sin voz en off, una película sin apenas diálogo pero que con las imágenes ya diga muchas cosas (siempre pongo, por ejemplo, una película puramente cinemática, ejemplar y extraordinaria como es "Apocalypto", de Mel Gibson), es un film muy difícil de llevar a cabo porque ahí podemos encontrar la esencia del verdadero Cine. Así que... ¡¡enhorabuena a Pablo Giorgelli por esta obra de arte en movimiento y gracias por su valentía!! ¡Todavía tengo grabada en la mente la mirada de la pequeña Anahí y eso que han pasado ya varias semanas desde su visionado! 

Es una película que te desarma. Una rara avis muy recomendable para todos aquellos a los que os apasione el Séptimo Arte.

¡Saludos y a disfrutar del buen Cine!

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