La entrada de este escrito es porque él mismo se definía como "el hijo del trapero" y, de hecho, así tituló su interesante (¡porque disfrutó de una vida muy intensa!) autobiografía: "Kirk Douglas, el Hijo del Trapero" (1988), pues su padre, Herschel Danielóvich, era un humilde trapero judío que huyó de Rusia y se ganaba la vida vendiendo alimentos y madera por las calles de Nueva York para poder dar de comer a sus siete hijos (Kirk Douglas, que por aquel entonces se llamaba Issur Danielovitch Demsky, tuvo séis hermanas) allá, por los años 20.
¿Y por qué lo de "vikingo"? Pues porque una de mis películas favoritas del género de Aventuras de todos los tiempos es, sin duda, "Los Vikingos" (1958), del magnífico director Richard Fleischer. ¡Una delicia de película, con un ritmo endiablado, una frescura y una potencia que, aún hoy día, se mantiene en plena forma! ¡Ha envejecido muy, muy bien! ¡¿Quién no recuerda aquel divertido momento en el que los vikingos regresan a su poblado en sus barcos y caminan con gran habilidad sobre los palos de los remos tan campantes, a modo de concurso, a ver quién se caía primero?! :-D
En homenaje a Kirk Douglas y a este maravilloso film, me he animado a realizar un rápido retrato del personaje interpretado por Douglas en este film: el vikingo Einar, hecho a lápiz y coloreado digitalmente de manera íntegra. ¡Espero que os guste!
Retrato de Kirk Douglas en "Los Vikingos", de Richard Fleischer
Naturalmente que Kirk Douglas era un actorazo, capaz de interpretar a cualquier personaje complejo, fuera héroe o villano. Sin embargo, personalmente cuando más lo disfrutaba era cuando encarnaba caracteres malvados, como este Einar, el vikingo, tuerto, con una expresión de mala leche tremenda pero con su lado tierno, lleno de humanidad, con una fuerza colosal... No sé, Kirk Douglas tenía "cara de malo", de pillo, y este tipo de personajes le iban como anillo al dedo, ¿no creéis?
Algunas de sus actuaciones memorables que me encantan son las de, por ejemplo: "El Día de los Tramposos" (1970), del gran Joseph L. Mankiewicz (¡inolvidable su pillo y sinvergüenza Paris Pitman, con esas gafas a lo John Lennon...! Es una película con muchísima guasa...); o su sheriff cabezota Matt Morgan en "El Último Tren de Gun Hill" (1959), de John Sturges (¡hay una escena excelente y llena de tensión en la que Kirk Douglas transporta sobre un solo hombro a uno de los malos que está atado de pies y manos, mientras baja unas escaleras en un bar y, con la otra mano, apunta con el revólver a los que le amenazan...! Impresionante la fuerza que tenía... ¡El tío ni pestañea, cómo debía ser!); o su Vincent van Gogh en "El Loco del Pelo Rojo" (1956), de Vicente Minnelli... Y esto por citar sólo tres papeles, porque este hombre participó en verdaderos peliculones inmensos.
En fin... Un mito.
Descanse en paz un clásico del Cine.
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