miércoles, 18 de diciembre de 2013

"La Grande Bellezza" (2013): una maravillosa película de Paolo Sorrentino

"La Grande Bellezza" ("La Gran Belleza" es el título en español) de Paolo Sorrentino es una película que, desde ya, recomiendo a todo el mundo que veáis; una película que ha provocado en mí una terrible fascinación, de la que me podría tirar horas y horas escribiendo y que comienza con una cita de "Viaje al Fin de la Noche" del escritor francés Louis-Ferdinand Céline que dice así: 

"Viajar es muy útil, hace trabajar la imaginación. El resto no son sino decepciones y fatigas. Nuestro viaje es por entero imaginario. A eso debe su fuerza. Va de la vida a la muerte. Hombres, animales, ciudades y cosas, todo es imaginado. Es una novela, una simple historia ficticia. Lo dice Littré, que nunca se equivoca. Y, además, que todo el mundo puede hacer igual. Basta con cerrar los ojos. Está del otro lado de la vida".


Cartel original de la película


Me resulta curioso como ayer, al terminar de ver "La Grande Bellezza", sentí lo mismo que cuando leí "El Quijote" de Cervantes (sí, sí: soy uno de los que se ha leído "El Quijote" de verdad; no lo digo para presumir, como hacen otros, ni nada de eso...). Todo el mundo estamental de la cultura española (tan corrupta y maltrecha hoy día) aconseja leer "El Quijote" alguna vez en la vida, y organizan bienintencionados actos multitudinarios muy bonitos y tal, pero de los que dudo si tendrán alguna pizca de eficacia real, es decir, dudo de que si la gente se animará y comprará la magistral novela de Cervantes para leerla DE VERDAD (que es lo que hay que hacer, sin miedo y disfrutando de su lectura, sin más tonterías).

Deberían, además, hacer esta promoción de lectura con otros grandes libros. Y también estaría bien promocionar el visionado de grandes películas: no olvidemos que el Cine es otra de las Bellas Artes. Y "La Grande Bellezza" es una gran película. Porque es de esas obras que hablan del ser humano, mostrando lo bueno, lo malo, y lo regular, sin blancos ni negros: sólo tonos grises y con color, con muchísimo color, sin juicios de valor, y sin posicionarse de un lado o de otro porque sino se caería en el error político de simplificar las cosas (ya sabemos todos de qué hablo, ¿verdad? Efectivamente: hablo de la estupidez del baile de la Yenka, como yo lo llamo...; "izquierda, izquierda, derecha, derecha...". En fin... Majaderías para engañabobos que pretenden manipular. El ser humano es muchísimo más complejo que un color rojo y un color azul, osea, no se puede describir algo que es tan poliédrico con tan sólo dos lados. Y por eso esta película es grande, compleja, fascinante y poliédrica, al igual que lo es "El Quijote", obra que también es muy divertida (es curioso como pocas veces se defiende el lado jovial de la obra cervantina). Como decía don Paco de Lucía en una entrevista televisiva "el humor es signo de inteligencia; es el rasgo que nos distingue del mono". Uno siente que, en estas grandes obras (sean de Literatura o de Cine), está el tan buscado sentido de la vida, aunque al final uno no llegue a conclusiones definitivas, quizás sencillamente porque ese sentido vital no existe realmente. El propio protagonista de esta película, Jep Gambardella (un periodista y escritor fracasado, magistralmente interpretado por el actor Toni Servillo) dice (si la memoria no me falla, que seguro que sí): "La Muerte es el final de todo y es lo más cierto. La Muerte se esconde detrás de la Vida, que es tan sólo una cortina de palabras de bla, bla, bla, bla..., con pequeños destellos de la gran belleza que lo eclipsa todo. Belleza que uno intenta agarrar y describir, pero que será sólo más bla, bla, bla, bla... La Vida es tan sólo un truco de magia. Es sólo un truco".


Genial interpretación del actor Toni Servillo

La película comienza con un turista japonés desmayándose en el suelo, no se sabe bien si por el calor sofocante de Roma o por la arrebatadora belleza de la ciudad. Todo con una música sacra preciosa.

Después, como contrapunto,  viene una deslumbrante escena inicial de una fiesta, con música de Raffaella Carrá mezclada con una cómica banda de mariachis, en la que todo encaja perfectamente a pesar del bullicio. Los actores van todos a lo suyo, no parece que exista cámara. El Cine hecho magia. Es una magnífica secuencia y muy difícil de rodar.


La fiesta y el baile en "La Gran Belleza"



Baile festivo y energético en otra película: "Zatoichi" (2003) de Takeshi Kitano

La escena de la fiesta inicial me recordó mucho a la rodada por Takeshi Kitano en "Zatoichi", no porque sea igual (la escena de baile de Takeshi Kitano tiene coreografía y en esta de Paolo Sorrentino no existe...; no, al menos, aparentemente y en primera instancia, porque los participantes de la fiesta bailan haciendo el trenecito: "Me encantan los trenecitos de Roma porque son trenes que no llegan a ninguna parte", dice en una ocasión irónicamente el protagonista), pero sí son escenas de fiesta y baile con una energía intensa, transmitiendo al espectador una alegría y frescura muy especial. Vamos, que casi dan ganas de saltar de la butaca y mover el esqueleto (no se si me explico...). Este tipo de secuencias, con tantos actores, luces, sonidos...; con tan poco espacio para moverse...; son tan complejas de rodar y montar que no son nada habituales en el cine de hoy día. A veces, cuando se intenta algo parecido, no queda tan bien como en estos dos ejemplos de Kitano y Sorrentino. Por eso estos dos directores de Cine son tan buenos en su trabajo.


Jep Gambardella (el actor Toni Servillo) en la fiesta inicial de la película


Añadir que la presentación del protagonista es, simplemente, sublime. Primero aparece con una sonrisa puesta (como podemos ver en la foto de arriba), estilo máscara, para congeniar socialmente con sus semejantes... Después, el protagonista (de pronto) se desmarca del baile multitudinario, encendiendo otro cigarrillo y, finalmente, mirando cara a cara al espectador, sin pestañear (como decía Fernando Fernán Gómez: "los buenos actores y actrices no pestañean. Deben saber controlar ésto porque los ojos son la conexión de los sentimientos entre el actor y el espectador. Si el actor pestañea, esa conexión se destruye sin querer...), mostrando su rostro real, en un paréntesis del espacio-tiempo narrativo de la película, con una expresión de tristeza tremenda y que contrasta con el jolgorio que le rodea: es indicativo de que, en realidad, el protagonista no es un ser feliz. Sí, es un conocido periodista y está rodeado de gente, vale, pero es un fracaso como escritor (sólo escribió una novela de joven llamada "El Aparato Humano", con la que obtuvo un premio, pero no volvió a escribir porque en un momento del film confiesa que "soy muy vago para escribir una novela... Yo soy un corredor de sprint, no soy un corredor de fondo. Además, para ser escritor hace falta tener una tranquilidad máxima y en Roma siempre hay muchas cosas que hacer y disfrutar... Y a mí me gustan demasiado las fiestas como para ser escritor...".


El desencantado protagonista se rodea de toda esa cáscara de fiestas, músicas, bebidas, drogas, etcétera, adoptando una actitud cínica para amortiguar su penosa existencia. Realmente es una persona que se siente vacía y fracasada, e intenta rellenar el hueco de su alma abandonándose al hedonismo más absoluto. Digamos que, de manera muy resumida y simplista, ese sería el esqueleto de la película. En otro momento de la película, el protagonista dice: "No conozco las mañanas. Son un enigma para mí. Yo me levanto a las tres de la tarde, cuando ustedes están trabajando, y me acuesto de madrugada".


El hedonista Jep Gambardella, disfrutando de su terraza con vistas al Coliseo de Roma

La película tiene infinidad de detalles y secuencias brillantes. Algunos de los momentos más destacables se corresponden cuando el protagonista, Jep Gambardella, desarma, destruye, desmonta y muestra, finalmente, la verdadera cara de su víctima, utilizando tan sólo su don de la palabra. Ya he señalado anteriormente que el protagonista es una persona muy querida por su entorno social y a todo el mundo cae bien, en general. Jep Gambardella parece muchas veces un dandy con mucha labia escapado de una novela de Oscar Wilde, que sabe divertirse y que divierte a la gente que rodea. Pero, en cuanto tiene la ocasión y la víctima se pone a tiro, aniquila con la palabra, soltando todo el veneno que lleva dentro sin piedad.


La pretenciosa artista del perfomance, realizando una de sus obras en directo...

Algunos ejemplos de sus víctimas son: la artista del perfomance, alternativa, muy moderna ella, "cultureta", pretenciosa y falsa (con la bandera del partido comunista pintada en su bello púbico) que no conoce el significado de algunas palabras que utiliza pero que las usa porque les suena bien ("Pero, ¿cuál es el significado de vibración? Dígame usted cuál es el significado de vibración en su obra", le insiste el protagonista; y ella responde "¡Yo soy una artista y no tengo por qué explicar una mierda a nadie!". Es una escena de una entrevista que me pareció extraña, divertida pero, al mismo tiempo, peculiarmente violenta...). 


Jep Gambardella, bailando con una de sus amigas

O la mujer política, amiga suya desde hace años, que no para de darse ínfulas delante de todos, presumiendo de luchadora y de darse aires de superioridad pero que, realmente, no deja de ser otra hipócrita, como todos, una política que vive como Dios (como todos los políticos) pero que, encima, se está siempre quejando y criticando al prójimo, y que ha conseguido llegar a tener cierto estatus social porque no deja de ser una vulgar trepa, tan decadente y triste como todos los que la rodean, incluido el propio protagonista. La diferencia está en que Jep Gambardella, el protagonista, reconoce ser un deshecho de la sociedad; en cambio, esta mujer política sigue creándose (y creyéndose) su pedestal imaginario con la verborrea que a todo político caracteriza... Pero, al final, la realidad es la que es, la vanidad cae por su propio peso y la mujer termina bailando más adelante con Jep, como reconociendo de que es triste, pero que Jep tiene razón...


El cómico Cardenal y sus clases de cocina

O el Cardenal mujeriego (aunque no se muestra de manera explícita de que éste lo sea en la película), que siempre procura desviar los temas escabrosos que le puedan poner en evidencia, hablando todo el rato de cómo cocinar ésto o lo otro... 

En definitiva, el protagonista reparte hostias de sinceridad a diestro y siniestro a todos los falsos que le rodean, sean de la ideología que sean (el hombre tiene ya 65 años y es difícil que le engatusen o le embauquen con palabrería barata de carácter político, intelectual o religioso), no dejando títere con cabeza. ¡Pero ojo! Los tortazos verbales son demoledores y peculiarmente divertidos (el guión de este film es brillante), repartiéndose con una elegancia ejemplar. 

Aunque no todo es violencia verbal. También hay momentos que muestran en lado más tierno y vulnerable del personaje: por ejemplo, en la muerte de Ramona, los dos mirando el techo donde el protagonista imagina ver el mar (ese mar añorado en el que de joven se bañaba junto a su amada Elisa). O el surrealista momento de la jirafa y la triste despedida del amigo escritor de obras de teatro, un intelectual que lo único que buscaba realmente es el amor de una jovencita que no le hace ni caso, rindiéndose al fin y regresando vencido al pueblo de sus padres. O las conversaciones entre el protagonista y su criada sudamericana; o la mentira piadosa que el protagonista le dice a la madre del muchacho psicópata, asegurándole que lo ha encontrado mejor; la relación materno-filial con su editora (la mujer enana), mostrada claramente en la preciosa secuencia en la que ella le da sopa para comer y le pregunta si está rica: en ese momento, el protagonista parece un niño contestándole a su madre.

La música de "La Gran Belleza" es bellísima y muy variada, al igual que las imágenes, con una espléndida fotografía de Luca Bigazzi, con una utilización de la luz magistral: por ejemplo, destaco el uso de la iluminación del momento cuando la mujer santa (muy similar a la Madre Teresa de Calcuta) dice la siguiente frase mientras todos están comiendo: "la pobreza no se cuenta, se vive"


Paseo por Roma

Imágenes que muestran a una Roma grandiosa pero decadente, moderna pero antigua, llena de luces y sombras. La ciudad de Roma es un personaje más en la película, un personaje vivo lleno de contrastes y contradicciones. Hay música mundana y hay música clásica. Contrastes y más contrastes. Contrastes que conviven perfectamente en el universo que conforma esta película increíblemente rica en matices y que invita a posteriores visionados para intentar captar más detalles que en un primer momento se puedan escapar...

Todas las interpretaciones son magistrales, pero el actor protagonista (Toni Servillo) está inmenso en su trabajo, dándole un toque humano al seductor Jep Gambardella como sólo unos pocos actores privilegiados pueden hacerlo; personaje de una complejidad apabullante, con momentos en los que sólo con la mirada o un gesto el actor está transmitiéndote un montón de sentimientos. Es lo que digo siempre: el mejor actor no es el que gesticula todo el rato, mareando al personal (Jack Nicholson o Jim Carrey, por ejemplo, están insoportables en "El Resplandor" de Kubrick o en "Ace Ventura" de Shadyac, por ejemplo; pero sí están correctos cuando hay un director con mano firme que les ordene contenerse: "A Propósito de Schmidt" de Alexander Payne y "El Show de Truman" de Peter Weir, como ejemplos respectivos...). 


Marcello Mastroianni en "8 y 1/2" de Fellini

Y después está la elegancia innata. Por eso el trabajo de un actor o de una actriz es tan jodido. A parte de que uno pueda estudiar Arte Dramático y demás, si uno no nace con ciertas cualidades físicas (sobre todo, me refiero a la voz, a la elegancia, etc.) nunca podrás ser un buen actor o una buena actriz. Nunca. Lo cual no deja de ser muy cruel porque hay actores y actrices que se esfuerzan mucho en su trabajo y nunca llegarán a ser buenos. 

Mención especial hay que hacer al genial guión y dirección de Paolo Sorrentino. Hay muy buenos diálogos, momentos y frases. Son de estas películas que ves una y otra vez en tu mente después de haberla visto. Se queda grabada a fuego en la retina del espectador. Voy a citar algunas frases o diálogos, pero advierto que seguro que no son exactamente así (¡esta memoria de pez mía!). Pero bueno, ahí van: 

- "De pequeño, nos preguntábamos entre los amigos que qué era lo más nos gustaba del mundo, pero teníamos que dar nuestra respuesta todos a la vez. Y todos respondían: "el coño". Sin embargo, yo siempre decía "el olor de las casas de los viejos". Era evidente que estaba destinado a la sensibilidad...". 

- "¿Por qué criticáis a los nostálgicos? ¿No véis que tan sólo se entretienen porque no tienen ninguna esperanza en el futuro?"

- "Lo mejor de Roma son sus turistas".

- "Cuando llegué a Roma, me dije a mí mismo que yo nunca sería mundano. Jamás. Yo sería el Rey de los Mundanos...".

- "Yo no necesito volver a ser niña. Es evidente que, con mi estatura, he visto todas las cosas desde una perspectiva igual a como la ven los niños".

- "¡Hay que ver cómo sois los artistas! No te veo desde hace un montón de años, te digo que tengo una hija que hace streap-tease y lo único que se te ocurre decirme es por qué le puse Ramona de nombre...".

- "No escribas de temas pretenciosos con ínfulas intelectuales que no interesan a nadie. Eso es una mierda. Escribe algo tuyo, sobre algún dolor tuyo, de algo que sientas tú. Es así de sencillo...".

- "La pobreza no se cuenta: se vive".

- "Si puedes hacer desaparecer a una jirafa, ¿me podrías hacer desaparecer a mí?  - ¿Tú te crees que si pudiera hacer desaparecer personas estaría yo aquí? ¡Venga, hombre! Es sólo un truco...".

- "¿Sabe usted por qué sólo como raíces? Porque las raíces son importantes".

- "La vida es sólo un truco de magia. Todo es mentira y una cortina de bla, bla, bla, bla... Es sólo un truco".


Jep Gambardella y Ramona

También tiene momentos visualmente impactantes y bellísimos:

- Cuando la mujer enana se encuentra sola, al amanecer, buscando a alguien, caminando por encima de una mesa llenas de bebidas, mientras sale el sol por el horizonte de Roma al mismo tiempo que, poco a poco, se va
mostrando por la parte inferior del encuadre un anuncio de neón de Martini...

- Una mujer (en una de las salvajes fiestas de las que monta el protagonista), después de haberse metido cuatro millones de rayas como J de Los Planetas en la canción "Un Buen Día", mira al cielo y sigue viendo rayas: esta vez las líneas blancas que van dejando los aviones a reacción en el cielo azul...

- La impactante perfomance de la artista que, tras desnudarse y vendarse la cabeza, coge carrerilla y estampa su cabeza contra un muro de roca, y después suelta una frase grandilocuente para que el público sorprendido le aplauda (salvo el protagonista, que aplaude con desgana y con expresión irónica).

- La extraña niña perdida, en una cripta fantasmagórica, que le grita al protagonista, sin dejarle hablar "¡¿Quién eres tú?! ¡Tú no eres nadie! ¡No eres nada!". La secuencia parece más propia del Cine Fantástico, sobre todo por los encuadres y los movimientos de cámara...

- La imponente jirafa y el mago que la hace desaparecer cuando el amigo de Jep se despide de él...

- La terraza de Jep (al lado del Coliseo de Roma), llena de flamencos que están descansando de su viaje migratorio, y que vuelan después de que la mujer santa les sople... (un momento muy brillante y realmente mágico, sin duda, también muy propio del Cine Fantástico).

- La elegante secuencia final de los títulos de crédito (¿comparación, quizás, del río Tíber, y sus puentes, con la vida...?; eso es lo que creo yo, desde luego...).


También tiene sus momentos cómicos, como los del futbolista con el que Ramona tuvo relaciones sexuales: "En la cama era muy decepcionante. Sin embargo, me dejó impresionada con sus malabarismos de balón. Incluso llegó a jugar en la selección nacional...". O cuando el hijo psicópata de una de las amigas del protagonista, desnudo y pintado todo de rojo, dice mirando a cámara: - "¡Mamá! ¡Me pones rojo de ira!". Extraño personaje este psicópata, por cierto, y que, sorprendentemente, es uno de los pocos que pone en evidencia al protagonista delante de Ramonapues lo deja sin palabras: - "¿Crees que porque tú no entiendas algo ya no vale nada? ¿Te crees el exclusivo poseedor de la verdad?".


Momento que me recuerda mucho a "El Año Pasado en Marienbad" de Resnais

Se ha comparado muchas veces esta película con "Roma", con "La Dolce Vita" y otros films de Federico Fellini, lo cual es bastante evidente (paralelismos de guión, de personajes en decadencia, la manera de mostrar la ciudad de Roma...; ¡hasta el protagonista lleva esas gafas de pasta gorda a lo Marcello Mastroianni y tiene esa peculiar elegancia innata!).

Pero, como dice Paolo Sorrentino en una entrevista, el hecho de que el protagonista interpretado por Toni Servillo sea más viejo que el personaje interpretado por Mastroianni hace que cambie la naturaleza de la historia: hay más desilusión en "La Gran Belleza" que en "La Dolce Vita".

Personalmente, a mí también me ha recordado mucho a "El Año Pasado
en Marienbad" (1961), de Alain Resnais, sobre todo en el aspecto formal. Como muestra de lo que afirmo está ese mágico momento en el que un señor con bastón, amigo del protagonista, les muestra a Jep y a Ramona los edificios secretos más bellos de Roma, a los que él sólo tiene acceso porque es amigo de Las Princesas (que son tres misteriosas viejecitas que juegan a las cartas tranquilamente). Lo que está claro es que, al igual que en las obras maestras de Fellini y Resnais, esta es una película llena de simbolismo y de una magia, en la que es difícil resistirse a la fascinación que provoca en cualquier espectador medianamente sensible.


El verdadero rostro de Jep Gambardella

También destaco la manera de mostrar (y criticar) lo que es la religión y su tiránica arrogancia. En este sentido, me recuerda mucho a los grandes como Fellini (de nuevo) o Luis Buñuel. Es decir, se muestra el lado tenebroso, cómico, surrelista y esperpéntico de la religión pero, al mismo tiempo, se hace
con cierto respeto por la innegable magia popular derivada de la superstición, con una notable inteligencia, elegancia y maestría, sin llegar nunca a caer en el humor fácil, chabacano y absurdo. Todo ésto, que parece sencillo, en cine es tremendamente complicado, y hay un montón de tristes ejemplos en los que se ha intentado dar una imagen objetiva y real de la religión, cayendo finalmente en el más absoluto de los ridículos (en el Cine Español, por ejemplo, hay numerosos casos bochornosos...), normalmente por falta de capacidad del respectivo director de cine de distanciarse de sus propias creencias, ideologías y emociones. Y es que, para logra éxito en esta empresa, lo ideal es actuar como un entomólogo, estudiando al ser humano con distancia. Y después coger el bisturí y, sin que te tiemble el pulso, cortar sin piedad por donde haya que cortar. Lo dicho, muy complicado. Y sólo los grandes directores de Cine lo consiguen...


De hecho, y para terminar, es como yo veo este film de Sorrentino: una película exacta, precisa, medida al milímetro, que hace gala de su título porque es bellísima, exquisita y muy elegante. 

Vamos que si Paolo Sorrentino realizara un vídeo de la BBC (osea, un vídeo de una boda, de un bautizo o de una comunión) sería capaz de verlo entero. Sí, sí, hablo en serio: ¡sería capaz de verlo EN-TE-RI-TO! Tiene que ver un poco con lo que decía de los actores anteriormente: hay gente que nace con un don, con una infrecuente habilidad que no se puede comprar con todo el dinero del mundo, ni estudiar, ni nada. Y Paolo Sorrentino tiene ese don. Así que habrá que seguir a este director italiano muy de cerca... Porque Paolo Sorrentino es un mago y esta película es un gran truco. ¡Es tan sólo un truco! ;-)

Saludos y a disfrutar del buen Cine.

4 comentarios:

  1. Esta película me fascina. No podría estar más de acuerdo con todo lo que recoges en tu crítica. ¡Qué maravilla saber expresarse así!

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    1. Muchas gracias por leerla: me alegro que te haya gustado :-)
      Un saludo.

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  2. Ayer la volví a ver en una tarde calurosa de agosto y disfruté tanto.
    Una obra maestra llena de belleza.

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