domingo, 15 de diciembre de 2019

"El Irlandés", de Martin Scorsese: ¿por qué es una obra maestra del Cine?

Vista la última película de Martin Scorsese titulada “El Irlandés” (2019), voy a contar aquí, en mi blog, el por qué creo yo que es una obra maestra del Cine.

Uno de los carteles de la película "El Irlandés", de Martin Scorsese

Hace poco vi una entrevista al gran director de Cine español, Carlos Saura, y al preguntarle que qué era para él el Cine, respondió algo así como: 

“para mí, el Cine es el arte total, porque requiere el dominio de otras artes como son la Literatura (el guión…), la Música (la banda sonora…), la Fotografía ("dibujar" con la luz…), el Teatro (dirección de actores…), la Pintura, la Escultura, el Diseño de Moda  (escenarios, maquillaje, vestuarios…), etcétera…”. 

Y estoy de acuerdo con don Carlos Saura. Sin duda, la labor del director de Cine al manejar un equipo de trabajo tan grande y lograr una armonía que dé como resultado una película monumental tiene que ser una tarea harto difícil, muy meritoria y compleja. Cosa que consigue Scorsese en este caso.

El Irlandés” (2019), de Martin Scorsese, es la mejor película que he visto en este año que se va acabando, un film monumental de una complejidad desarmante. Una obra maestra crepuscular, en definitiva, que me ha llegado al corazón. Y a continuación explico, punto por punto, por qué me ha parecido una obra de arte tan grande y maravillosa.

Al Pacino encarna al sindicalista Jimmy Hoffa

1- Porque trata sobre el poder: es decir, la corrupción política (en el Cine de Scorsese siempre el político es un corrupto: véase, por ejemplo, su película rodada en el 2002 titulada “Gangs of New York” y el personaje de Boss “Tweed” interpretado por Jim Broadbent que dirige el “Tammany Hall”, un aparato político similar a una alcaldía de la ciudad…) y la corrupción social, la infinita ambición del ser humano por dominar y someter al otro a costa de engañar, extorsionar, manipular y, si es necesario para cumplir un objetivo, de incluso asesinar
Si analizamos exhaustivamente la filmografía de Scorsese, comprobaremos que hay una serie de temas que le obsesionan y uno de ellos es reinterpretar la historia de los EE.UU. (en este caso, un período relativamente reciente de dicha historia), donde pone de relieve que el mundo, al fin y al cabo, no es tan distinto como en el que ahora vivimos; es decir, los psicópatas sociales sin empatía alguna como los políticos, los ladrones de guante blanco, traje y corbata, los gobernantes, los mafiosos, los sindicalistas, algunos empresarios, los privilegiados, etc., siempre han buscado (desde esa tribuna alta del poder) el explotar al trabajador de a pie, machacar al indefenso de una manera u otra, aprovecharse del hambriento o del ignorante, someter a las clases medias y bajas de la sociedad para satisfacer sus intereses particulares incluso no pareciéndolo. Vamos, que está claro que Martin Scorsese conoce fenomenalmente bien de lo que habla.

Por cierto: no sé por qué (o, bueno, quizás sí) pero, durante gran parte del metraje de “El Irlandés”, me venían a la mente casos actuales de corrupción política bochornosa en España como el caso de los ERE en Andalucía (el engañar y abusar de los trabajadores o, en el caso de la película, los camioneros de Jimmy Hoffa en los EE.UU. de los años sesenta…) o la trama ilegal de la Gürtel (por poner sólo un par de ejemplos entre los cientos de casos de corrupción política que existen en la actualidad y que tanto nos llena de vergüenza y tristeza). Recordando de nuevo “Gangs of New York” (que no es, ni de lejos, de mis favoritas de Scorsese, dígase de paso…) y su final, en la que suena la canción de U2 titulada (y traducida) “Las Manos que Construyeron América”, bien se podría añadir: “manos manchadas de mucha sangre…”.


Robert De Niro, Joe Pesci y Lucy Gallina, en una escena del film

2- En lo personal y por razones que no voy a explicar aquí porque no procede, por la manera tan sutil y magistral de mostrar la relación entre una hija inteligente y sensible, con su padre, un asesino a sueldo embrutecido (su participación en la Segunda Guerra Mundial influyó en su gusto por matar), inmoral, frío, sin escrúpulos y sin remordimientos. Está claro que una película te puede gustar más o menos, y que su visionado te puede afectar más o menos dependiendo de la época en la que te pille. En mi caso, sólo puedo decir que “El Irlandésme afectó emocionalmente, en concreto y sobre todo, por las dos interpretaciones extraordinarias tanto de la pequeña gran actriz Lucy Gallina como la de la magnífica Anna Paquin (ambas interpretan a Peggy Sheeran de niña y de adulta, respectivamente). Peggy Sheeran (la niña) es consciente desde temprana edad del monstruo aterrador y violento que es su padre y de los amigos o socios con los que se relaciona. Por ejemplo, unos momentos memorables del film son aquellos en los que podemos contemplar a Joe Pesci (sublime su interpretación también, sobrio y sin aspavientos) y a De Niro junto con Lucy Gallina: los primeros planos de esa mirada de la pequeña actriz, sin apenas texto, en la que se refleja perfectamente el desamparo y el miedo que sufre al estar cerca de esos delincuentes, y el rechazo que a duras penas puede disimular ante ellos. El padre intenta justificarla: “es que es tímida”. Y lo peor para la pobre niña es que “uno de los nuestros”, “uno de ellos” es su padre. Y la Peggy Sheeran, ya adulta, lógicamente y sin remedio, juzga a su progenitor, condenándolo al merecido rechazo y a la merecida soledad. Y es que Peggy Sheeran no ha sentido nunca amor por su padre, pero sí miedo. Y miedo y amor nunca se llevan bien, son sustancias distintas y que no se mezclan, como el agua y el aceite. Y otra escena memorable es, por ejemplo, esa en la que el sacerdote intenta, sin conseguirlo, que Frank Sheeran (el protagonista interpretado magistralmente por Robert De Niro) se arrepienta por sus pecados. Pero no puede. No sabe. Es un frío psicópata que ni siquiera es consciente del mal que ha hecho así que, ¿cómo coño se va a arrepentir? Claro, es incapaz de hacerlo.

 

Jimmy Hoffa y Frank Sheeran (Pacino y De Niro)

3- Porque trata sobre la amistad y la traición. Es una maravilla como, a lo largo del metraje, Scorsese muestra con todo lujo de detalles la evolución de las relaciones entre unos personajes interesantísimos, llenos de matices, poliédricos y complejos. Me recordó mucho a las obras maestras de mi adorado Sam Peckinpah: es decir, esas historias crepusculares de amistades basadas en vínculos estrechos y fuertes que, de repente, se ven despedazados por lo ya comentando anteriormente, por la codicia y la ambición de mantener una seguridad y un estatus social a toda costa y por encima de quien sea. Y es que, viejos como Sam Peckinpah en su momento, o como Francis Ford Coppola en la saga “El Padrino”, o como ahora Scorsese con su "El Irlandés", son amplios conocedores de la condición humana.

 
 Magistral Stephen Graham y su personaje, Tony Pro

4- Porque por fin Martin Scorsese regresa a un universo reconociblemente suyo después de muchos años; es decir, la “típica” historia de gánsteres contada con su voz en “off, aquí utilizada de manera ejemplar, sí señor, con riqueza de sentido, con detalle, al estilo documental y aportando a las imágenes, no sustituyéndolas como se hace en muchas malas películas de manera errónea y cansina. Cuenta la historia de una serie de mafiosos que van muriendo de forma violenta casi todos (aquí, durante la presentación de algunos personajes, aparece un subtítulo describiéndote la muerte del mismo, casi siempre a tiro limpio…) y que, al final, el que logra sobrevivir, termina sus días enterrado en una vida solitaria y gris, lejos ya un pasado luminoso (aunque falso). Vemos esto mismo en otras de sus obras como “Casino” y “Uno de los Nuestros”, que son sus dos films con los que veo más enlaces comunes con esta "El Irlandés". Y que Scorsese regrese a su universo reconocible es un regalo que nos ha hecho a todos los cinéfilos, reuniendo y ver juntos a verdaderas bestias sagradas de la interpretación como son Robert De Niro, Al Pacino, Joe Pesci, Stephen Graham (¡las escenas entre él, con su “Tony Pro”, y Al Pacino son absolutamente memorables y particularmente muy divertidas, con unos diálogos llenos de tensión, energía y muy brillantes!), Harvey Keitel, etc. Es una pasada ver actores en la última etapa de sus vidas trabajando de esta manera tan deslumbrante. ¿A ver qué joven actor o actriz supera ese carisma? 
Debo confesar, eso sí, que quizás uno de los "puntos negativos" (entre comillas, y después explicaré el por qué) de “El Irlandés” (sí, es una obra maestra del Cine y, como tal, no es perfecta, claro…) sea el rejuvenecimiento digital de los actores. Reconozco que, al principio, me chocó mucho y me costó trabajo concentrarme en la historia, porque uno ha crecido viendo las grandes películas de Scorsese-De Niro; es decir, he disfrutado y disfruto siempre que puedo de peliculones como “Malas Calles” (1973), “Taxi Driver” (1976), “Toro Salvaje” (1980), “El Rey de la Comedia” (1982) o incluso “Casino” (1995) o “Uno de los Nuestros” (1990); en las que ves a De Niro, Joe Pesci, Harvey Keitel y compañía todavía jóvenes, y claro…, ver sus rostros tratados digitalmente de esa manera…; en fin…, resulta muy raro y chocante cuanto menos… No obstante, superado el obstáculo, “El Irlandéses un film altamente disfrutable, como digo, la mejor película de este año 2019, sin duda y, por ahora, una de las grandes películas del siglo XXI. Subrayo como “punto negativo” el tratamiento digital de los rostros de los actores pero, sin embargo, por otro lado creo que esta película es única en muchos aspectos porque, como bien señala su gran director de fotografía, Rodrigo Prieto en una entrevista, nos quedamos deslumbrados ante la evolución física realista de los actores desde los años 40, 50, 60, 70, 80, 90 y hasta el siglo XXI, y eso en ningún film lo vemos (es decir, siempre los personajes jóvenes están interpretados por actores jóvenes y los personajes ancianos están interpretados por actores viejos). Es un sistema de fotografía innovador y valiente. Así es: por todos estos motivos y más, es una película única.


 
Joe Pesci, Al Pacino, Robert De Niro y Martin Scorsese
 
5- Porque creo que, con el tiempo, se convertirá en una de las grandes columnas del Cine clásico, junto a otros monumentos como “Dublineses” (1987), de John Huston (con la cual encuentro muchos puntos en común, como el tratamiento de la vejez, la soledad, la muerte…), “El Gatopardo” (1963), de Visconti, “El Padrino” (1972) y “El Padrino: Parte II” (1974), de Francis Ford Coppola, etc. 
Cine clásico y, por otro lado, moribundo, porque todos los cinéfilos somos conscientes de que el Cine, tal y como lo hemos conocido siempre, es decir, como un medio artístico de comunicación y expresión con su propias reglas ortográficas y gramáticas (me refiero en esta ocasión al extremadamente difícil arte del montaje cinematográfico), está desapareciendo, dando paso a un Cine más superfluo, liviano y trivial lleno de actores y actrices guapos y guapas, lleno de guionistas y directores con el carnet del correspondiente partido político (y que por eso pueden hacer su peliculita…)  pero, realmente, con muy poco que decir o que contar… Martin Scorsese demuestra una vez más su absoluto dominio del lenguaje cinematográfico, realizando con “El Irlandés” Cine de verdad, Cine que respeta los códigos del lenguaje, resultando una película redonda y magistral, compleja y fascinante. 
Por cierto, que un triste síntoma de que el Cine clásico, el Cine de verdad, es Cine moribundo es el hecho de que tanto Robert De Niro como Martin Scorsese se despeinara tanto sus grandes cejas intentando encontrar financiación para esta gran obra de arte. ¡La fase de desarrollo comenzó en el año 2007 y se comenzó a rodar en verano de 2017! Y hasta la Paramount Pictures abandonó el proyecto por su alto coste ¡Y al final, una plataforma televisiva como “Netflix” concedió en otorgar la financiación que necesitaba! ¡Increíble! En fin… Lo dicho: las cosas han cambiado mucho y estos tiempos son tristes para el arte, en general, y extraños, muy extraños… ¡Ah! Aunque pertenezca a “Netflix”: ¡por favor, si no la han visto aún, vean "El Irlandés" en una sala de Cine, en pantalla grande y en V.O.S.E., por supuesto! Nada de verla en televisión, doblada al español y/o en una pantallita de móvil… Que así después uno lee las opiniones y críticas sin fundamento que lee y... claro... me cabreo...  ;-)

 
Frank Sheeran, interpretado por Robert De Niro

6- Porque algunas de sus secuencias muestran la violencia de manera ejemplar y como debe ser: es decir, seca, fea, dura, contundente, desagradable, con escenas sin coreografías y sin tonterías de ningún tipo que tanto están de moda en el Cine de acción contemporáneo. Mostrar la violencia como en las películas malas de Rambo, o de Van Damme o de Dwayne Johnson (por poner unos cuantos ejemplos deleznables...) es poco inteligente y muy perjudicial para los muchachos jóvenes que la ven.
 
Espectacular la fotografía de Rodrigo Prieto

7- Siempre los cinéfilos recalcitrantes, cuando queremos defender una película que nos ha gustado mucho, echamos mano de muchos tópicos y lugares comunes como, por ejemplo

“es que la fotografía es buenísima; es que la música es maravillosa; es que esto…; es que lo otro…”. 

Pero es que es así: a base de ver mucho Cine, nos fijamos en infinidad de detalles. Es la costumbre de ver Cine occidental, oriental, etc.. Es por leer muchos libros técnicos de Cine, es leer la revista “Dirigido Por” (y no otras revistas supuestamente sobre Cine y que se tratan más temas de prensa rosa, centrándose sobre la vida privada de los actores y actrices); es el espíritu analítico que todo cinéfilo llevamos dentro lo que nos impide ver un film como un mero espectáculo de entretenimiento y nada más. Y así es: esta película, en todos sus apartados artísticos, está cuidada hasta el más mínimo detalle. La fotografía de Rodrigo Prieto es maravillosa (muchas veces recuerda a la de Gordon Willis en “El Padrino” de Coppola); el guión es magistral (la historia que cuenta de los diferentes personajes es interesante y deja ver al mismo tiempo a la historia de los EE.UU. que corre paralela); los diálogos son creíbles y con gancho; la puesta en escena es ejemplar (por ejemplo, la correspondiente a la secuencia de la avioneta que transporta a Frank Sheeran a Detroit, la manera de mostrar la casa de “la reunión” vista desde arriba, y el posterior regreso de Sheeran…, es, sencilla y narrativamente, un portento); el tremendo trabajo de montaje; la selección de canciones es certera y con sentido (por ejemplo, ese tema tan bien metido de los The Doo-Wop, “In the Still of the Night”, que significa “juventud”, pero que en el film de Scorsese se convierte en “el paso del tiempo”); etcétera. No sé, podría tirarme días y días escribiendo del tremendo número de detalles que tiene “El Irlandés” de Scorsese, pero no quisiera cansaros
¡Ah! Por cierto, que hace poco me descojoné de la risa porque un muchacho algo “cegato” cinematográficamente hablando argumentaba en una red social de Internet, de cuyo nombre no quiero acordarme, literalmente que: “se nota que Scorsese ha visto las películas de Tarantino y que ha pillado cosas de él…”. Así lo soltó el imberbe infeliz, tal cual… En fin, qué le vamos a hacer… ¿No será más bien al revés, jovenzuelo? ¿Por qué lo dices? ¿Por la famosa secuencia del pescado (símbolo de muerte en los círculos mafiosos; recordemos la serie “Los Soprano”, por ejemplo, y la obsesión de Tony Soprano con las cabezas de pez parlanchinas…) en el asiento de atrás del coche y la conversación que se genera al respecto entre los personajes? Decirle al citado indocumentado que sólo tiene que ver con detenimiento “Malas Calles”, de Scorsese, que es del año 1973. O echarle un buen visionado al Cine negro de Jean-Pierre Melville de los años 60. Pues eso… A ver quién copia a quién. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Que la primera película de Tarantino es de 1992, chaval…
 
Robert De Niro

8- Porque tiene interpretaciones magistrales. Todos los actores y actrices de esta película están magníficos, creíbles y en estado de gracia. Y, si tengo que destacar a alguien sobre todos los demás, es al propio protagonista, Robert De Niro, porque en los últimos años yo lo soportaba a duras penas (es un actor siempre divertido, aun cuando está pasado de rosca… ufff...); sus últimos papeles se me hacían difíciles de tragar. Sin embargo, De Niro en esta película está colosal, en muchos momentos me recuerda al gran Takeshi Kitano (con esa sobriedad, esas gafas negras, esa contundencia en sus acciones y esa mala leche...) y porque interpreta a un protagonista que se acerca al de “Malas Calles”, es decir, es un subordinado, un “chico de los recados”, una marioneta controlada por sus “amigotes poderosos”. Estoy seguro de que este hecho chocará a muchos espectadores y generará rechazo porque no están acostumbrados a ver a un personaje de Robert De Niro así. Así es: Frank Sheeran no es un “smart guy” o “wise guy (no es el “chico listo” del grupo mafioso de turno), sino que es sólo un “tough guy, un hombre duro con poco cerebro (o, al menos, con lo justo para sobrevivir entre tanto tiburón...), un Luca Brasi cualquiera convertido posteriormente en un Salvatore Tessio que nunca deja de ser el recadero de los poderosos (si se me permite el símil con “El Padrino” de Coppola). Y, en cambio, el personaje de Joe Pesci no es el matón nato de “Uno de los Nuestros”, sino uno de los “cerebros de la organización criminal que maneja los hilos del poder. Es una inversión de papeles más que interesante y los dos actores salen bien parados del experimento.

Y nada más. Esto es un breve resumen de lo que opino de esta obra maestra monumental del Cine que dura casi cuatro horas, que tiene un ritmo oriental al que estoy más que acostumbrado. Se nota que Scorsese está atento a lo que se cuece en el Cine asiático: ya se vio en su película “Infiltrados” (2006), que era un “remake” de “Election” (2005) y “Election 2” (2006), del director de Hong Kong Johnny To. Aunque más bien podríamos decir que es Johnny To quien se inspira en “Uno de los Nuestros” para realizar sus films, ¿verdad? En “El Irlandés”, Scorsese adopta un ritmo pausado y una dirección de actores muy al estilo del japonés Takeshi Kitano. Aunque lo correcto sería decir que Kitano le debe mucho al Cine occidental, al de Jean-Pierre Melville (sobre todo) y al de los setenta de Scorsese, ¿verdad? Yo lo veo como vasos comunicantes. De todas maneras, sí, creo que hay influencia de Cine oriental: Kitano estuvo muy presente en mi mente mientras disfrutaba de estas cuatro horas de colosal Cine (fijaos en Robert De Niro, circunspecto y con sus gafas negras…); cuatro horas que se me pasaron volando.

Cuando miré el reloj, me dije: - “¡Coño, Scorsese me ha hipnotizado!” :-D
 

De nuevo, ¡gracias, Martin, por esta película!

¡Saludos y a disfrutar del buen Cine miestras exista!

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