miércoles, 4 de diciembre de 2019

"Siete Partes" (2019), una de mis últimas obras

Siete partes(2019), técnica mixta sobre tela (90 x 62 cms.).

"Siete Partes" (2019)

Bueno, ya va siendo hora de que muestre por aquí algunas de mis últimas obras, ¿no? Suelo hacerme eco de la música que disfruto mientras trabajo (la música es fundamental en mi proceso creativo, sea de la índole que sea), pero últimamente no muestro el fruto que me inspiran...


"Siete Partes" (preliminares)

La pintura siempre la he entendido como una difícil plasmación tridimensional de una idea en un objeto táctil, el cual es el lienzo y el bastidor que lo soporta. En pintura, soy más bien un escultor que un pintor. Cuando llevo a cabo una ilustración, soy pintor. Y después, al margen, está el diseño gráfico, que es un arte práctico, útil y aplicado al “marketing” empresarial, vamos, algo totalmente distinto al Arte.

"Siete Partes" (en la prensa casera)

El Arte, como tal, es una investigación continua del interior uno mismo, una complicada y, a veces, dolorosa aventura de introspección, un análisis exhaustivo de la condición humana y, sobre todo, una búsqueda de voz propia (a veces con éxito…, la mayoría con fracaso…) para lograr comunicarte con los demás. Cuando miro mi obra en su conjunto veo, sobre todo, una traslación de mí mismo, un volcado de todas las cosas que me gustan, me interesan y/o me preocupan, al margen del aspecto formal que sería una investigación sobre la textura, sobre la tridimensionalidad y “rocosidad” de la pintura y sus superficies táctiles. Como me gusta decir a menudo, “mis cuadros son para los invidentes; me encanta que la gente los acaricie con los dedos”.


Está permitido tocar
 
Esta es una de mis últimas pinturas, titulada “Siete Partes”, y es una composición tipo “puzzle-collage” tridimensional y están en ella presentes temas que me gustan y me inquietan al mismo tiempo y con la que he intentado crear un discurso sobre asuntos tan aparentemente dispares como

a) el amor;
b) la vida;
c) la muerte;
d) el sexo;
e) la religión;
f) la Geología (y la Naturaleza, en general: los cinco continentes, el mar, las rocas, el mundo, el inframundo…);
g) la cultura popular;
h) la alienación inexorable del ser humano;
i) el “abuso” (que no el “uso”) de las nuevas tecnologías y los fanáticos adoradores del “dios RGB, representados en esta obra por muchos “hombrecillos verdes”, perdidos, sin rumbo, que miran todos para diferentes lados: no sé qué pensáis vosotros, pero es cada vez más turbador observar cómo mucha gente va caminando por la calle mirando la pantalla de su móvil, igual que los “zombis” de George A. Romero, atontados, con la boca abierta, sin vida en los ojos, sin expresión alguna, nadie mira a nadie…; ¡incluso los ves mirando el cacharro de marras conduciendo un coche o montando en un patinete, poniendo en riesgo sus vidas y, lo que es más grave, las de los demás! ¡Exacto, eso es! ¡Albert Einstein lo afirmó en su momento y si viera a estos energúmenos confirmaría su gran frase!: “Sólo hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y no estoy tan seguro de la primera…”);
j) la nueva era de la esclavitud del siglo XXI y el Capitalismo (¡ojo!; que con esto no defiendo el Comunismo, el cual se ha demostrado sobradamente que, por desgracia y si analizamos objetivamente la Historia de la humanidad, es un sistema imposible dada nuestra condición, llena de ambiciones y egos, y que es un sistema igual de salvaje o peor incluso, pues la libertad del individuo, por ejemplo, es mucho más reducida si cabe. Así es: han existido y existen dictaduras "de derechas" y han existido y existen dictaduras "de izquierdas". Extremistas hay por todos sitios y, lamentablemente, cada vez más. La cordura y el sentido común están muy devaluados hoy día y se le hace más caso al tipejo de turno que más escándalo genera...);
k) el Cine y su moribundo lenguaje (¡pero qué buena es “Network, un Mundo Implacable” (1976), de Sidney Lumet! ¡Un clásico que sigue más vigente que nunca!... Y el Cine de David Lynch, de John Ford, de David Cronenberg, de William Dieterle, de Charles Laughton, de Hitchcock, de Bergman, de Dreyer, de Buñuel, de Zulueta, de Erice, de Berlanga, de Fellini, de Bong Joon-ho, de Ozu, de Jean-Pierre Melville, ... ¡de tantos grandes directores!);
l) la Música (¡siempre la Música);
m) la Literatura, la Poesía, los cómics...

En fin, todos los pilares que conforman mi pensamiento y mis obsesiones.

"Siete Partes" (proceso de construcción)

Es, también, un ejercicio de crear un lenguaje propio para expresarme sobre ésto o aquello. Un puro acto de reflexión durante el proceso creativo. Porque, ¿no os parece que es desasosegante comprobar cómo el ser humano cada vez deja menos tiempo para la reflexión pausada y más tiempo para juzgar rápidamente? Un claro ejemplo: la violenta “Cultura del Zasca” tan extendida hoy día y que de seguro va a facilitar y acelerar nuestra autodestrucción. 


"Siete Partes" (detalle)

Es decir, hoy día estamos inmersos en un narcisismo galopante, en "el culto al YO", en la época de los "selfish", en uns aburridísima corrección política y casi nunca escuchamos (ni leemos) con atención al prójimo. Todo son prisas y más prisas, y no nos tomamos el tiempo necesario para reflexionar y comprender. Y lo más alarmante es que, en vez de eso, buscamos la manera de desacreditar lo manifestado por el otro a toda costa, la mayoría de las veces sin argumentación sólida alguna, tan sólo con el mero propósito de buscar el escarnio y humillar al otro. Y esta, la “Cultura del Zasca”, nos está alejando cada vez más de los demás, nos deshumaniza y se está extendiendo a todos los niveles de la vida, incluso en la política. Por ejemplo, véase sino el vergonzante fracaso de los políticos de España en 2019 y su infructuosa búsqueda de “diálogo” y su incapacidad de llegar a un acuerdo. Es imposible el “diálogo si uno no está dispuesto a “escuchar” (de verdad y en serio) al otro, a “ceder” aun manteniendo tus principios e ideas, a “comprender”, a “respetar” al otro. Desanima mucho comprobar que todos estos términos (“diálogo”, “escuchar”, “comprender”, “respetar” y, en definitiva, “reflexionar”) parecieran que están pasados de moda, ¿no es cierto? 


La Filosofía, como asignatura en los centros de enseñanza y como guía en la vida, es más necesaria que nunca y, en cambio, se le da de lado. Se elimina como asignatura obligatoria. No es práctica como las Matemáticas, la Física o la Informática. Y es peligrosa porque enseña a pensar, con lo que se forman individuos adultos difíciles de manejar por las instituciones políticas y los poderes fácticos. La realidad es así.

"Siete Partes" (detalle)

Quizás sea esta mi obra “más política y social” de todas las que he realizado en mi vida. Muchos críticos de Arte aseguran que “toda obra de arte es política”, pero no estoy de acuerdo con esta afirmación. Cierto es que al realizar un profundo análisis y teorizando hasta la extenuación puedas llegar a esa conclusión. Pero, en mi caso, estoy firmemente convencido de que muchos artistas no estamos pensando en la política (¡en absoluto!) durante nuestro proceso creativo, al menos no de manera intencionada. Me gusta pensar que mis obras son inocentes, con miles de errores (¡me encantan las sorpresas!), lo más naturales posibles dentro de una planificación de trabajo. A mí, al menos, la política no me impulsa a crear nada. Admiro muchísimo la obra de Antoni Tápies, por ejemplo, y de mayor me gustaría ser como él, pero su faceta política no me interesa lo más mínimo, aunque sí sus técnicas gráficas y pictóricas (¡son fascinantes y me han influido mucho!). La política, la religión y todo aquello que se utilice para justificar la guerra y separar con uno u otro fin son entidades escatológicas que detesto profundamente. Me dan mucho asco. Son repugnantes.
 

"Siete Partes" (detalle)

Por otro lado, y cambiando de tema (o no…), este “Siete Partes” tiene mucho que ver con los jeroglíficos egipcios, ya que incluyo texto a modo conceptual, en plan grafiti, como en muchas paredes que se ven por la calle o las de algunos edificios egipcios antiguos. Además, dichos caracteres (realizados con rápidos brochazos de pintura oscura) están enlazados con el título de la obra, pues me basé explícitamente en el álbum “Seven Souls” (1989), del grupo de música de Nueva York denominado “Material”, en el que colaboró el escritor William S. Burroughs (“el último artista maldito”, según muchos). En este álbum, el propio Burroughs narra pasajes de su novela “The Western Lands” (1987) y yo me he centrado para inspirarme en “Seven Souls”, tema escrito y compuesto por Burroughs y Bill Laswell (bajista y productor de música). Como podréis comprobar, el texto tiene un marcado acento del Antiguo Egipto y es el siguiente:

“The Ancient Egyptians postulated Seven Souls.
Top Soul,
and the first to leave at the moment of death,
is Ren,
the Secret Name”.
This corresponds to my Director.
He directs the film of your life from conception to death.
The Secret Name is the title of your film.
When you die, that´s where Ren came in.
Second Soul,
and second one off the sinking ship,
is Sekem:
energy, power, light.
The Director gives the orders.
Sekem presses the right buttons.
Number three is Khu,
the Guardian Angel.

He, she, or it is third man out…
Depicted as flying away across a full moon,
a bird with luminous wings and head of light.

Sort of thing you might see on a screen in an Indian restaurant in Panama.
The Khu is responsible for the subject
and can be injured in his defense-but not permanently,
since the first three souls are eternal.

They go back to Heaven for another vessel.
The four remaining souls must take their chances with the subject in the Land of the Dead…
Number four is Ba,
the Heart,
often treacherous.

This is a hawk's body with your face on it,
shrunk down to the size of a fist.

Many a hero has been brought down,
like Samson, by a perfidious Ba.

Number five is Ka,
the Double,
most closely associated with the subject.

The Ka, which usually reaches adolescence at the time of bodily death,
is the only reliable guide through the Land of the Dead to the Western Lands.

Number six is Khaibit,
the Shadow,
Memory,
your whole past conditioning from this and other lives.

Number seven is Sekhu,
the Remains…”.


Y para ir terminando, como dice el gran Hayao Miyazaki en una entrevista que vi (y disfruté) recientemente: 

“…El ser humano camina irremediablemente hacia su autodestrucción. Es algo que sabemos todos. Es inevitable. La contaminación, la producción en masa, el poco respeto por la Naturaleza, que es limitada… Nos creemos superiores a todo lo que existe en el mundo y no es así. Es un error mortal. Pero, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo controlar tanta ambición, cómo evitar las guerras, cómo hacer ver de su error a tanto gobernante desquiciado…? Para la gente normal de a pie es muy complicado y creo que, para ser lo más feliz posible, lo mejor que podemos hacer es saber vivir con ello, controlar individualmente nuestros actos diarios, respetar y disfrutar de las cosas pequeñas y, sobre todo, amar. Buscar el amor sin contemplaciones. Amar con valentía, sin miedo. Vivir sin miedo…”.

"Siete Partes" (detalle)

La pareja de amantes que aparecen en mi cuadro están solos, se distinguen de "los hombrecillos verdes", y están rodeados a modo de “La Noche de los Muertos Vivientes” (1968), del maestro George A. Romero; es decir, rodeados de “zombis” deshumanizados abusadores de la tecnología, todos conectados, todos alienados, todos “online”, todos más “unidos” que nunca (unión representada con esos hilos negros…) y, sin embargo, con una sensación de soledad más acuciante si cabe. Pero la pareja de amantes están ahí, en el centro de la obra compuesta por un paisaje troquelado (que representa la aburrida burocracia…; aburrida y necesaria…), un paisaje troquelado que está partido por la mitad, como el planeta Tierra, como España, dividida en dos y siempre en guerra. Un paisaje troquelado partido en dos que representa al cuerpo celeste que pertenecemos y en el que se habla del “Tercer Mundo” y del “Primer Mundo”, cuando debería ser “Mundo” a secas, pues La Tierra es el mismo objeto astronómico para todos y todos vivimos en él. Nos guste o no, es así. Pero... nada; no nos damos cuenta y seguimos todos en guerra continua.


Pero los amantes están desnudos, con sus manos cerca. Están juntos y, por lo tanto, aún hay esperanza.


Sí, los amantes venceremos.

Como “Sólo los Amantes Sobreviven” (2013), de Jim Jarmusch. Así me hubiera gustado titular esta obra, pero ya estaba pillado... ;-) 


El amor, quizás en última instancia y si todos nos damos cuenta, nos salvará.

 
¡Saludos!

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