miércoles, 17 de junio de 2020

Dos libros mejor que el chocolate

La mayoría de los nutricionistas de hoy día coinciden en que no conviene el consumo de azúcar por la tarde-noche, y mucho menos los bombones de chocolate antes de acostarte. Si ésto último se hace, siempre conviene  cepillarse los dientes a fondo. Lavarse bien los dientes lo considero indispensable, ¡claro que sí! Dos o tres veces al día, de hecho. Creo que es lo suyo si cuidas medianamente tu higiene. Pero, ¿cuántas veces nos ha tentado un poquito de chocolate por la noche, de pronto, sin esperarlo, antes de ir a la cama...? Unas cuantas, ¿no? A mí por lo menos me pasa... Y, ¿a qué viene que el glotón éste hable de chocolate y de lo rico que está...? Pufff... bien, pues... a ver cómo hilo la cosa...

Pues porque durante estas noches pasadas, mis raciones de exquisito chocolate de ochenta y cinco por ciento de cacao han sido sustituidos por el disfrute de los magníficos capítulos del libro "El Prisionero de Zenda" (1894), de Anthony Hope. ¡Y, además, han sido muchísimo mejor: más saludables y mis dientes lo agradecen un montón!


"El Hombre Que Pudo Reinar" (1888), de Rudyard Kipling, y "El Prisionero de Zenda" (1894), de Anthony Hope

"El Prisionero de Zenda" (¡maravillosa, como de costumbre, la edición de "Zenda Aventuras 2019", con prólogo de Arturo Pérez Reverte!) me ha parecido una deliciosa novela de aventuras, de aventuras clásicas y puras al cien por cien de las de toda la vida, repleta de acción, sin tiempos muertos, sin una sola página que le sobre, con personajes carismáticos todos ellos, donde el honor para los protagonistas está por encima de todo, incluso del amor. Además, cuenta con uno de los finales más bellos (y lógicos, afortunadamente) que yo haya leído jamás. 

Sir Anthony Hope (foto de Alfred Ellis & Walery, British (active mid- to late-19th century) - Harvard Art Museum

Al terminar de leerlo, no he podido evitar pensar en mi "otra caja de bombones", esta vez de excelente chocolate negro cien por cien cacao, que es "El Hombre Que Pudo Reinar" (o "El Hombre Que Quiso Ser Rey" -esto ya depende del traductor aunque, en mi opinión y viendo el título original en inglés, lo apropiado creo que sería "El Hombre Que Pudo Ser Rey" (1888), del gran Rudyard Kipling. Todo el que me conoce sabe que adoro la literatura anglosajona de mediados-finales del siglo XIX y la de principios del XX, en concreto el género de aventuras, y la novela de Kipling siempre me ha obsesionado especialmente.

Rudyard Kipling (foto de Elliott & Fry)

Voy a procurar no extenderme demasiado (¡siempre me ocurre cuando escribo o hablo de las cosas que me apasionan!) y simplemente diré que, aunque prefiero la novela de Kipling (por diversas razones que no voy a enumerar aquí -lo dejaré para otra ocasión-), las dos novelas son magníficas si disfrutas con la literatura de aventuras y de evasión bien escrita que tan bien nos sienta en estos tiempos extraños de maldita pandemia. Son relatos situados en una época que, no sé a vosotros, pero a mí me resulta totalmente fascinante, en ambientes donde había mucho por descubrir, mucho por explorar (los mapas tenían aún muchos huecos sin rellenar...) y la ciencia avanzaba a pasos agigantados. Las dos historias gozan de personajes interesantes y muy bien dibujados (no solo los protagonistas), con diálogos creíbles y con chispa, y el ritmo narrativo no decae en ningún momento. Además, como suelo decir, tienen finales "lógicos" (más trágico la de Kipling; más romántico la de Hope) y que, desde aquí y para terminar, no puedo dejar de recomendar ambas novelas.

Los dos libros cuentan dos historias de aventureros (que pudieron ser reyes)  donde la situación, al principio les viene grande (por desconocida y diferente a sus condiciones sociales y habitual modo de vida) pero que, como pueden, intentan salir airosos y, más o menos, lo consiguen, aunque no del todo, claro está. Pero eso mismo los convierten en protagonistas accesibles de carne y hueso, les otorga humanidad, encanto, no son perfectos, tienen sus debilidades y carencias y es algo propio de los héroes (o anti-héroes) de la literatura clásica decimonónica que tanto me seduce. 

En definitiva, recrean otro mundo (que no deja de ser éste mismo) lleno de fascinación (que no logro encontrar en la literatura moderna), otra época en la que no me hubiera importado vivir y unos personajes a los que no me hubiera importado conocer

Son dos buenas muestras de buen chocolate negro literario con cacao puro y... amargo por sus conclusiones, sí, pero riquísimo.

Si los viajes en el tiempo fueran posibles, sin duda viajaría a los tiempos de Oscar WildeKipling, Shelley, ByronHope, StevensonDoyle, Wells, DickensAusten, Melville, ... ¡Y conocerlos en persona sería algo impresionante! (bueno..., quizás a Lord Byron no..., jejeje...).


"... y rogaré para que en el otro se me conceda un sueño sin sueños".

¡Saludos y a disfrutar de los libros! 
¡Es incluso mejor que el chocolate!  ;-) 

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