"Tiburón Covid": la película de este verano 2020 (me temo...)
"Tiburón Covid": capítulo ocho de la serie "COVID-19-CÓMIC-20", por rojocuarzo
De nuevo, acudiendo al sentido del humor (¿humor negro?; quizás..., pero humor salvador, al fin y al cabo...).
Teniendo en cuenta todo lo que hemos sufrido debido a la crisis provocada por la pandemia mundial del COVID-19 y lo que estamos sufriendo hoy día debido a:
a) los rebrotes;
b) la irresponsabilidad de la gente al no llevar mascarillas (y nuestros irresponsables dirigentes políticos al no establecerlas como obligatorias en todos sitios);
c) no respetar el mínimo de dos metros de distancia;
d) las reuniones multitudinarias de familiares y amigos en casas, bares, restaurantes...;
e) la relajación total sin miramientos;
f) la falta de empatía y escrúpulos: ¡exacto! Ya no aplaudimos en los balcones a las ocho de la tarde... Ya nos dan igual los ancianos, los enfermos crónicos, las personas más vulnerables...; nos importan un pimiento;
g) falta de respeto;
h) la egolatría y la estupidez que impera hoy día, pensando que ésto no va conmigo (- "¡Soy especial!, ya sabéis..."-: lo dice Facebook, Twitter, Whatsapp, Instagram...);
i) los escépticos y nihilistas del COVID-19, que están convencidos de que ésto del coronavirus es un invento de noséquién o que aquí no ha pasado nada...
"Tiburón" (1975), de Steven Spielberg (cartel original de la película)
Como digo, durante todo este tiempo, inevitablemente, no cesan de venirme a la mente escenas de películas como, por ejemplo:
a) "El Planeta de los Simios" (1968), de Franklin J. Schaffner, su escena final y la famosa maldición hacia la estupidez humana por parte del personaje interpretado por Charlton Heston.
"El Planeta de los Simios" (1968), de Franklin J. Schaffner
b) "Cuando el Destino Nos Alcance" (1973), de Richard Fleischer: otra gran película interpretada por Charlton Heston y en la que podemos comprobar de lo que es capaz de llegar a hacer el ser humano contra sí mismo, la falta de escrúpulos, la falta de sensibilidad... La pandemia y el confinamiento, de hecho, nos ha mostrado a las claras lo autodestructivos que somos y lo bien que le vendría al planeta Tierra que no estuviéramos en ella. Sin que sirva de precedente, por otro lado, me gusta más el título en español, "Cuando el Destino Nos Alcance", que el original, "Soylent Green" (creo que éste último pisa un poco el final...).
"Cuando el Destino Nos Alcance" (1973), de Richard Fleischer
c) Y a la mente también me viene constantemente un libro: el magistral "Soy Leyenda" (1954), del genial Richard Matheson, y del que tantas versiones cinematográficas se han realizado. Porque no he podido evitar pensar: ¿qué ocurriría si todo el mundo se relajara ahora, en verano, terminaran por contagiarse, como es lógico, se murieran en poco meses y yo, por ser tan responsable, cabal y respetuoso con las normas de seguridad e higiene, sobreviviera y fuera el único hombre vivo en el mundo...? ... ¡¡SERÍA TERRORÍFICO!!
"Soy Leyenda" (1954): magistral novela de Richard Matheson
d) Y, como no y ahora que viene el verano y nos acecha un virus monstruoso (y microscópico, eso sí), me viene contínuamente a la memoria una de las obras maestras del Cine de la mano de Steven Spielberg que se llama "Tiburón" (1975) y, en concreto, las escenas con el alcalde Larry Vaughn, interpretado estupendamente (¡cómo todos los actores y actrices de esta película!) por Murray Hamilton, de ahí el motivo de mi "foto-cómic".
Los actores Murray Hamilton, Roy Scheider y Richard Dreyfuss (de izquierda a derecha)
Y es que creo que lo más terrorífico de la situación que nos ha tocado vivir hoy día es que existan en todo el mundo (no sólo en España...) políticos al estilo del alcalde Larry Vaughn, personajillos así que son representantes del pueblo, irresponsables, insensibles, asesinos indirectos sin conciencia y descerebrados ocupando un cargo público, individuos sin escrúpulos que no dan ejemplo y que, ciertamente, son muy peligrosos y perjudiciales para la salud pública en general. ¿Algunos ejemplos? Vale, pues ahí van:
1- Donald Trump.
2- Jair Bolsonaro.
3- Vladímir Putin.
4- Boris Johnson.
5- ( ... ) <----Escriba usted aquí el nombre que quiera (valen políticos españoles también...).
5- ( ... ) <----Escriba usted aquí el nombre que quiera (valen políticos españoles también...).
En fin... Personas ocupando cargos de altísima responsabilidad que dan mucho, muchísimo miedo...
¡Eso sí, nadie dimite, ¿eh?! ¡Nadie!
La fórmula es sencilla:
Gobernantes = vergüenza = cero
Y, ¿recordáis esta escena de la película de Spielberg...?
La actriz Lee Fierro es la Sra. Kintner, madre del niño asesinado por el tiburón
Esta magnífica, durísima, terrible y sobrecogedora escena narra el momento en el que la madre del niño asesinado por el tiburón, la Sra. Kintner (interpretada por Lee Fierro), se acerca al Jefe Brody (interpretado por Roy Scheider) y le echa en cara el que no hubiera cerrado la playa sabiendo que rondaba un gran tiburón, le echa la culpa por la muerte de la primera adolescente víctima del escualo (inicio de la historia) y por la pérdida de su hijo, e incluso le abofetea la cara (escena que, por cierto, Spielberg tuvo que repetir varias veces porque la actriz no lo hacía con la suficiente fuerza...).
Esta madre no fue a pegarle el tortazo a quien realmente lo merecía; es decir, al alcalde Larry Vaughn, sino que se lo da al jefe de policía, al que está de cara al público, al funcionario más accesible. Quién sabe, probablemente ella votó al alcalde Larry en las elecciones y, por tanto, le resulta más sencillo también pegarle el bofetón al policía de a pie de calle. Porque en esta vida cruel, es muy difícil castigar a quien realmente lo merece, ¿verdad? Los políticos viven en el Olímpo de los Dioses, no conocen los problemas reales de la calle y rara vez asumen responsabilidades ya que la honestidad para ellos no existe, como bien sabemos todos. Por eso pueden dedicarse a la política, porque tienen aparato digestivo para ello (¡y qué aparato! ¡Fíjense en esas barrigas que gastan! Las cigalas, los langostinos, las langostas, los solomillos, el caviar y demás también hacen estragos con la línea...).
Esta madre no fue a pegarle el tortazo a quien realmente lo merecía; es decir, al alcalde Larry Vaughn, sino que se lo da al jefe de policía, al que está de cara al público, al funcionario más accesible. Quién sabe, probablemente ella votó al alcalde Larry en las elecciones y, por tanto, le resulta más sencillo también pegarle el bofetón al policía de a pie de calle. Porque en esta vida cruel, es muy difícil castigar a quien realmente lo merece, ¿verdad? Los políticos viven en el Olímpo de los Dioses, no conocen los problemas reales de la calle y rara vez asumen responsabilidades ya que la honestidad para ellos no existe, como bien sabemos todos. Por eso pueden dedicarse a la política, porque tienen aparato digestivo para ello (¡y qué aparato! ¡Fíjense en esas barrigas que gastan! Las cigalas, los langostinos, las langostas, los solomillos, el caviar y demás también hacen estragos con la línea...).
De hecho, y siguiendo con las tremendas injusticias que asolan a nuestro mundo, fijaos en una cosa curiosa: si vemos la secuela "Tiburón 2" (1978), de Jeannot Szwarc (espero haber escrito el nombre bien...), por cierto, un film muy inferior al de Spielberg, vemos que en el reparto hay, de nuevo, muchos actores de la película original y... ¿Adivináis quién sigue siendo alcalde cinco años después de los terribles sucesos en el pueblo de Amity Ville...? ¡¡EXACTO!! ¡¡El alcalde Larry Vaughn!! Para partirse de la risa o para llorar, según uno lo vea... ¿verdad...? En fin, el pueblo es sabio y soberano y... blablablá... bloblobló...
Y otra curiosidad, ya para terminar (que, como siempre, me estoy enrollando mucho...): la actriz Lee Fierro (la que interpreta a la Sra. Kintner) murió el pasado 5 de abril de 2020 a los 91 años por COVID-19... Se me ponen los pelos de punta... En fin... Descanse en paz.
¡Ojo! ¡Espero que no se me malinterprete y se me lea detenidamente! El mensaje que pretendo dar con este pequeño foto-cómic, es que estoy de acuerdo en que todo el mundo haga lo que quiera, cuando quiera y donde quiera, sin miedo y sin cortapisas pero, eso sí, siempre que no afecte a la salud de los demás.
Mis derechos terminan donde empiezan los de los demás.
Mis derechos terminan donde empiezan los de los demás.
Y que, sobre todo, las personas con trabajos de máxima responsabilidad, famosas y con cierto poder público, asuman su tarea de manera cabal y sensata, dando ejemplo a todos con su manera de actuar.
Se trata de un mero nivel de educación, responsabilidad, empatía y respeto por la integridad del prójimo (¡y, al fin y al cabo, de uno mismo, ya que TODOS nos podemos contagiar y siendo asintomáticos podemos contagiar!).
Si no vamos todos a una en esto, estaremos completamente perdidos y acabaremos, irremediablemente, como alguna de las películas anteriormente citadas. Más vale prevenir que curar (y, en este caso, a veces ni eso).
Saludos.
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