jueves, 16 de julio de 2020

"COVID-19-CÓMIC-20", por rojocuarzo: nueve

La actividad de escribir y dibujar es para mí una necesidad vital. A veces es como un acto reflejo o un arrebato febril. Como cuando tienes hambre y pellizcas una barra de pan para matar el gusanillo... Pues igual. No puedo evitarlo.

Y, a veces, me gustaría no hacerlo. Más aún cuando toco temas muy delicados, como el desastre sanitario (y económico-social) provocado mundialmente por el COVID-19. Es algo muy, muy serio y preocupante. Muy poquita gente conozco que pueda dormir bien por las noches debido a este problema.

Hoy es jueves, 16 de julio de 2020, y esta mañana se ha celebrado un acto de homenaje a las víctimas del coronavirus en el Palacio Real. Allí estaban los reyes, las infantas, el Gobierno en pleno, los presidentes de todas las comunidades autónomas... En fin... No voy a hablar de política, ni de chorradas por el estilo. Me niego a escribir sobre ello. Para qué. Me lo ha prohibido mi médico de cabecera. Sólo diré que me parece un tanto absurdo dicho acto ya que, desafortunadamente, van a seguir apareciendo víctimas debido al maldito virus hasta que no exista una vacuna eficaz. Así de triste y así de contundente está la cosa. Me encantaría que, en estos días tan duros para la población de a pie normal y corriente, nuestros gobernantes tomaran soluciones prácticas, serias, puntuales, con instrucciones precisas y pragmáticas que nos favorecieran de verdad. Pero... Visto el nivel..., pufff... pocas esperanzas tengo en ellos...

Lo único que nos puede salvar de esta pandemia somos nosotros mismos, con una conducta responsable, con buena educación y con empatía cierta y bien llevada. Creo que si seguimos las directrices de la O.M.S. y respetamos, nos irá bien. De otra manera, ésto será una hecatombe progresiva y sólo será cuestión de tiempo de que nos extingamos como los dinosaurios, y todo gracias a nuestro egoísmo y estupidez genuina. 

Así que, cambiando de tema (o no...), aquí está el capítulo número nueve de mi cómic sobre el perverso coronavirus titulado "Héroes y Víctimas", dedicado humildemente a esos héroes anónimos reales y de verdad que ya, a estas alturas, todos conocemos, ¿verdad?


"Héroes y Víctimas": capítulo número nueve de "COVID-19-CÓMIC-20"

Dada la extrema seriedad del tema, lo he dibujado en blanco y negro. E incluso he cambiado el tipo de letra que normalmente utilizo. 

El guión del mismo está libremente basado en una charla con un amigo que trabaja como médico especialista en Medicina Interna a finales del pasado mes de marzo (no voy a decir su nombre por respeto a su intimidad y porque él tampoco se fía por temor a posibles represalias...). Su trabajo consiste en el tratamiento de enfermedades infecciosas. Este hombre me confesó que rezaba todos los días por su familia, que sufría un miedo atroz y que le costaba un mundo ir a trabajar porque era como nadar en un mar infestado de tiburones hambrientos, desnudo, sin la protección adecuada: - "Al enemigo no lo veías en el hospital, pero a las víctimas sí"-, me llegó a decir.

Cuando él y sus compañeros pedían ayuda, a cambio recibían silencio administrativo. Planificación cero. Nulidad a la hora de saber gestionar. Las cifras de fallecidos eran muchísimo mayores que las oficiales: ellos lo sabían, pero no estaban autorizados a hablar en público. Miedo a perder sus empleos. Desesperación, terror, presión... 

¿Os imagináis trabajar así? Y si sobrevives, ¿qué secuelas psicológicas te puede dejar una experiencia así...?

Bueno, no me voy a extender más. Me pone muy triste escribir sobre estas cosas. Esta serie que estoy realizando es como una especie de terapia de choque. "Cosificar" el problema ayuda (al menos a mí).

Sólo decir, como curiosidad, que las dos primeras viñetas de este capítulo, el dibujo de la tétrica piscina olímpica de aguas grises, está libremente basado en una obra maestra del Cine de Berlanga titulada "El Verdugo" (1963); en concreto, en esa magnífica y escalofriante escena final en la que los funcionarios de la prisión llevan al condenado a muerte y a rastras al verdugo (que no quiere serlo, como si él mismo fuera el condenado y no el verdugo) hacia el patíbulo, hacia la muerte, hacia una puerta negra misteriosa en el frío y desnudo patio de la cárcel (las paredes y el suelo parecieran una gran piscina vacía).

"El Verdugo" (1963), de Luis García Berlanga

Una puerta que, si os fijáis, también he representado en las paredes que rodean a la piscina olímpica, buscando la metáfora por medio de la antítesis entre "el verdugo" que no quiere matar al condenado a muerte -teme realizar su trabajo, le aterroriza y le va a cambiar la vida para siempre pues su actividad es indignante y malsana...-, y los trabajadores que durante la pandemia tuvieron que cumplir con su obligación (nada que ver con la del verdugo), que acudieron a realizar su labor con pocas ganas pero con valentía (al contrario que el verdugo; insisto, véase aquí la búsqueda de la similitud a través de la antítesis en la naturaleza de los trabajos), cruzando una puerta oscura de destino mortal, incierto, que les cambiaría para siempre y que les provocó ansiedad, angustia y terror.

Como me dijo mi amigo internista, ir a trabajar, para muchos, era como ir al patíbulo o a una guerra invisible desigual.




Varios fotogramas de la impresionante secuencia final de "El Verdugo" (1963), donde llevan al condenado a muerte y al verdugo (éste a rastras) al patíbulo. Uno de los funcionarios de prisiones regresa para recoger del suelo mojado el sobrero blanco del verdugo -¿la pérdida de la inocencia, de la dignidad, de la tranquilidad de conciencia que hasta entonces disfrutaba el verdugo...? Quizás... Yo al menos lo veo así-).

Además, repito, si os fijáis, hasta el propio patio de la cárcel parece una gran piscina vacía, bastante tétrica, y que incluso tiene charcos de agua en el suelo. ¿Habéis visto alguna vez una piscina grande vacía...? ¿Quizás en alguna película, que salen restos de hojas muertas y agua sucia...? ¿Cómo la de "Las Diabólicas" (1955), de Clouzot...? Siempre me dan muy mala sensación, de tristeza, de soledad. Están como "muertas" porque les falta el agua, la vida, la gente disfrutándolas, nadando en ellas cuando están limpias y llenas del líquido elemento, el ruido, el jolgorio que se lía en torno a una piscina con agua... Me explico, ¿no?


El patio de la cárcel de "El Verdugo", de Berlanga, y mi piscina en "Héroes y Víctimas"

En definitiva, como el ejercicio de imaginación que propongo en este capítulo era bastante serio y terrorífico, por eso (y por muchas otras cosas más) elegí el famoso patio de la cárcel de "El Verdugo".

Bueno, como veis, este capítulo del cómic tiene mucho que ver con la Parca, con lo mortífero que está siendo este virus de manera mundial y con los héroes-víctimas que están tratando de salvarnos a todos aún a costa de arriesgar sus propias vidas, y es algo digno de agradecer cuanto menos, apoyarles y darles ánimos por su inconmensurable labor. Así que muchísimas gracias y..., ¡va por ellos!

Espero que os guste este capítulo y lo encontréis interesante. 

Un saludo.

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