martes, 14 de abril de 2020

"COVID-19-CÓMIC-20", por Rojocuarzo: cuatro

"All I ever wanted,
all I ever needed
is here in my arms.
Words are very unnecessary.
They can only do harm".


(Martin Gore, músico y compositor de la banda Depeche Mode; canción titulada "Enjoy the Silence", 1990).

Mi cuarta realización de cómics sobre este maldito coronavirus la he titulado "Corona" y sólo se compone de cuatro viñetas con dibujo; no lleva ningún texto porque me he basado, fundamentalmente, en la canción de Depeche Mode titulada "Enjoy the Silence" ("Disfruta el Silencio"). Así que, como dice la letra: todo lo que quise siempre, todo lo que necesité está aquí, en mis brazos. Las palabras son innecesarias. Sólo pueden hacer daño". 

A disfrutar del silencio.
"Corona": cuarto capítulo de mi serie de cómics sobre el coronavirus

Al margen del juego evidente con la (puñetera) palabra "corona" que hay en las cuatro viñetas de esta entrega; es decir: 

1- el rey que corona la montaña (el pico de El Veleta, en Granada; ¡cumbre que he pisado con mis pies y qué tantas veces he visto!) al atardecer, con su silla y su telescopio al hombro;

2- el rey descansa sentado en su silla y se toma una cerveza Coronita;

3- el rey, con su corona de oro brillante y mostrando la coronilla calva de su cabeza (si no recuerdo mal, Sean Connery tenía el pelo a lo Zinedine Zidane...), se dispone a contemplar las estrellas;

4- y enfoca su telescopio hacia la constelación de la Corona Boreal.


Como iba diciendo, al margen de haber creado cuatro imágenes conectadas con la palabra "corona" (¡palabra qué, por desgracia, tanto leemos y escuchamos últimamente, aunque con ninguno de estos cuatro significados!), siempre sucede que todo lo que uno crea es reflejo de uno mismo, de lo que uno es; es un espejo de sus gustos, inquietudes, aficiones, preocupaciones (lógicas en estos tiempos que corren), anhelos, etcétera. Son inevitables las influencias o, al menos, eso creo...

Imagen del videoclip de "Enjoy the Silence" (1990), de Anton Corbijn

Por una lado, y como ya he dicho, la influencia de la Música: la canción de Depeche Mode y su correspondiente (¡e inolvidable!) vídeo-clip, rodado en 1990 por el director Anton Corbijn, el cual se basó en uno de mis libros favoritos de todos los tiempos y que siempre está en mi mesita de noche: "El Principito", de Antoine de Saint-Exupéry (abril de 1943).

Un maravilloso canto a la imaginación: "El Principito", de Exupéry

Así es: por otro lado estaría la Literatura, los libros con los que uno ha disfrutado más. ¡Y no es la primera vez que creo una obra basada en "El Principito"! Por ejemplo, uno de los cuadros que realicé, allá por el año 2002 en Manchester (Inglaterra) mientras estudiaba Bellas Artes, fue mi "King of 325", basado en el Rey del asteroide 325 del capítulo décimo del citado libro; un "rey vestido de púrpura y armiño", terriblemente solo (el poder, tan deseado por los seres humanos, no solo corrompe: además, genera una profunda soledad) y para el cual, todos los hombres son súbditos, nada más. Así, el rey, creyendo que ordena sobre todas las cosas, se puede sentir importante y orgulloso. Pero, en realidad, no es rey de nada. Su poder es convencional, inventado, sin efecto alguno. Eso no es poder, aunque él lo crea así.

Mi "King of 325" (2002); técnica mixta sobre lienzo (70x52,5 cms.)

Otra de mis aficiones e influencias es la Astronomía (¡ojo! ¡No la Astrología, qué no es ciencia ni nada; sólo paparruchas para rellenar horóscopos baratos utilizando lenguaje genérico para que "siempre acierten" cuando los leas; jajaja!). Soy aficionado a ella desde el año 1986 (pertenecí a la Sociedad Malagueña de Astronomía y recibía cada mes una pequeña revista-fancine-cuaderno de observación de dicha asociación, tamaño A5 ó A6...; seguro que aún tengo algún ejemplar guardado por ahí...), cuando nos visitó el cometa Halley (fue el primero y el más espectacular; después vi más cometas, aunque de menor brillo y/o permanencia en el tiempo: por ejemplo, el Hale-Bopp en 1995 y el Hyakutake en 1996). Y, como digo, en estas viñetas que he dibujado, sobre todo en la tercera y cuarta (cuando ya ha anochecido y el cielo está más oscuro), muestran estrellas y sus respectivas constelaciones reales que podemos contemplar en el cielo del hemisferio norte


Constelaciones y estrellas en mis dos últimas viñetas

Así, ahí están la Corona Boreal, claro, pero también parte de la constelación de Bootes (el Boyero) y su gran estrella gigante naranja Arturo (una de las más brillantes del hemisferio norte), parte de la constelación de Hércules, parte de la constelación de Serpens (la Serpiente), etc. Vamos que, el que se quiera entretener, que busque, que busque constelaciones...  ;-)

Escaneo de la página 52 del libro "The Practical Astronomer" (1981), de Colin A. Ronan (Rosby Press Limited, London)

Las estrellas tienen que ver con nosotros. Pero, insisto, no de una manera "astrológica" o "patatafísica", sino CIENTÍFICA. Ya lo dijo aquel gran divulgador científico que fue Carl Sagan:

"Todos nosotros somos polvo de estrellas reflexionando sobre las estrellas".

Esta frase no es sólo poética: es una afirmación con total base científica. Desde el remoto "Big Bang" hace trece mil ochocientos millones de años, nuestros átomos (y los de todo lo que existe) están compuestos de restos de estrellas antiguas que murieron en el pasado y esa materia sigue aún expandiéndose. Toda persona es una luz que termina apagándose tarde o temprano, al igual que como la de cualquier estrella. Por eso, contemplar las estrellas es como mirarnos a nosotros mismos, eres consciente de lo que eres y, aunque seas un rey, te quita la soberbia de un plumazo y te hace humilde.

¡Y, por último y cómo no, mencionar la influencia de mi querido Cine! :-)

En concreto, aquí me he basado en una de mis películas (¡y de mis libros!) de aventuras favoritas: la obra maestra "El Hombre Que Pudo Reinar" (1975), de John Huston, basada en la extraordinaria novela homónima del gran Rudyard Kipling.

"El Hombre Que Pudo Reinar" (1975), de John Huston

¡No sé ahora mismo la de miles de veces qué habré visto esta película! Para mí es absolutamente fascinante en muchos sentidos. De hecho, estuve mirando mapas de la zona de Asia donde tiene lugar la historia, tratando de buscar los lugares exactos. El libro de Kipling lo he leído dos o tres veces. ¡Ufff! Y qué me decís de los actores protagonistas: Sean Connery, Michael Caine, Christopher Plummer... ¡¡Qué actorazos, madre mía!! ¡Sabían transmitir humanidad a sus personajes! Credibilidad. ¡Qué fácil parece actuar cuando los ves a ellos! Y el sentido de la aventura que tiene la película tan conseguido, con ese realismo mezclado con humor, drama, el azar... Los símbolos de la civilizaciones antiguas perdidas, las localizaciones elegidas tan acertadas, los secundarios... La música  tan buena y que encaja perfectamente de Maurice Jarre... En fin... Para mí esta película es extraordinaria. De esas que, siempre que la ponen en televisión, empiezo a verla y quedo irremediablemente enganchado por enésima vez... En la segunda y tercera viñeta podéis ver que mi rey es Sean Connery en esta película, con su peculiar corona, su corte de barba, etc.

Y, bueno, nada más. Comencé diciendo que este cómic no tiene texto y mira cómo va este capítulo del blog... Me enrollo como una persiana si hablo de algo que me gusta.

Me despido con un fragmento de "El Principito", de Exupéry:


"El principito subió a una alta montaña. Las únicas montañas que jamás había conocido eran los tres volcanes, que le llegaban a la rodilla. Y el volcán apagado le servía de taburete. - "Desde una montaña alta como ésta"- se dijo entonces- "veré de golpe todo el planeta y todos los hombres". Pero sólo vio agujas de rocas muy afiladas. 
- "Buenos días"- dijo por si acaso. 
- "Buenos días... Buenos días... Buenos días..."- respondió el eco. 
- "¿Quiénes sois?"- dijo el principito. 
- "Quiénes sois... Quiénes sois... Quiénes sois..."- respondió el eco. 
- "Sed mis amigos, estoy solo"- dijo. 
- "Estoy solo... Estoy solo... Estoy solo..."- respondió el eco.
"Qué planeta más extraño"- pensó entonces-. "Es completamente seco, puntiagudo y salado. Y los hombres no tienen imaginación. Repiten lo que se les dice... En el mío tenía una flor: ella siempre hablaba la primera..."


¡Ah! Una cosilla: disfrutad del silencio siempre que podáis. Es muy sano de vez en cuando  ;-)

¡Saludos!

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